El 'bloque del infierno'

Una decena de familias viven sin agua ni luz en Móra d'Ebre

Sin luz, electricidad ni agua. En estas condiciones viven ilegalmente una decena de familias en un bloque infernal, casi un centenar, en Móra d'Ebre (Ribera d'Ebre). Se trata de un edificio muy grande, de 95 viviendas, muchas de ellas sin terminar porque la promotora que los construía quebró. Desde la calle luce como un edificio nuevo. Rodea una manzana y tiene seis puertas de entrada. Sin embargo, al traspasar dos de los pórticos principales se entrevén cochecitos de bebé, utensilios de cocina y basura. Al subir las escaleras, las puertas destrozadas delimitan las viviendas con candados, y mo...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Sin luz, electricidad ni agua. En estas condiciones viven ilegalmente una decena de familias en un bloque infernal, casi un centenar, en Móra d'Ebre (Ribera d'Ebre). Se trata de un edificio muy grande, de 95 viviendas, muchas de ellas sin terminar porque la promotora que los construía quebró. Desde la calle luce como un edificio nuevo. Rodea una manzana y tiene seis puertas de entrada. Sin embargo, al traspasar dos de los pórticos principales se entrevén cochecitos de bebé, utensilios de cocina y basura. Al subir las escaleras, las puertas destrozadas delimitan las viviendas con candados, y montones de cables escalan los pasillos en busca de electricidad. En la otra orilla de la calle, en el norte del edificio, reina la tranquilidad, con alfombras, porteros automáticos y ascensor. Y es que en el bloque conviven dos tipos de vecinos que son polos opuestos: los que pagan y los que ocupan pisos de manera ilegal.

La situación se ha vuelto tan insostenible que una de las promesas electorales del nuevo alcalde, Joan Piñol (CiU), es acabar con esta ocupación. El descalabro empezó hace cuatro años, cuando la promotora no pudo pagar las facturas a varios industriales y les donó pisos como pago. Algunas viviendas están embargadas por bancos; otros pisos son de vecinos del municipio; otros no tienen dueño conocido.La ocupación ilegal empezó hace casi dos años y el Ayuntamiento no puede determinar cuántos pisos ni personas están en situación irregular. La mayoría de los ocupantes ilegales son matrimonios rumanos muy jóvenes con niños. "Estamos haciendo balance pero el problema es que la ocupación es diversa, algunos pisos están un año ocupados y después rotan", dice el alcalde.

En la calle, el trajín de hombres, mujeres y niños es intenso. "El piso es amplio, tiene tres habitaciones, vivo con mi mujer, mis hijos y mis padres", afirma sonriente un joven. Le acompañan dos chicos más, y cuando oyen la palabra alquiler, responden: "Tengo amigos que no pagan, pero yo sí... a veces viene un señor de Valencia y le doy 350 euros". El alcalde conoce esta situación.

El edifico tiene piscina pero está inutilizable. Del agua verde sobresalen muebles y basura. En el patio común hay condones, compresas y ropa tirada. "Cuando alguien encuentra electricidad todos empiezan a empalmar cables, un día ardió un piso", cuenta Iván Noguer. Él compró una de las viviendas en 2007 y se trasladó a vivir allí con su mujer. A veces ha contabilizado hasta 20 pisos ocupados. Un día observó cómo en uno de los apartamentos vecinos se encendía la luz de la cocina. Alertó a la propietaria y cuando esta llegó, no pudo abrir la puerta porque habían cambiado la cerradura. Los ocupantes robaron los muebles de la cocina y a la semana se fugaron.

Discusiones y gritos

Los dueños que quieren alquilar su vivienda también lo tienen difícil. A Pablo Vidal le alquilaron el piso hace dos meses y medio: "Pagamos 500 euros y cuando llegamos nos encontramos con este panorama, se oyen discusiones y gritos, una noche una niña lloraba como si le estuvieran pegando, estuvimos a punto de llamar a la policía", dice Vidal.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Según el alcalde, la mayoría de niños están sin escolarizar y las familias se las ingenian para conseguir agua reventando tuberías. "Viven de manera anárquica, con actitudes que traspasan las normas de convivencia, no pagan ninguno de los servicios municipales, si quieren derechos también tienen que tener obligaciones", afirma el alcalde.

La insalubridad y la tensión entre los vecinos desborda a las instituciones. El Ayuntamiento ha encargado un informe a la policía y ha organizado mesas de negociación entre diferentes agentes sociales. "Acompañaremos a los propietarios en los trámites legales", concluye el alcalde.

Un vecino señala una de las viviendas ocupadas en un edificio cuya promotora quebró en Móra d'Ebre.JOSEP LLUÍS SELLART

Archivado En