Cartas al director

La UE y los crímenes de guerra en Croacia

En el mes de junio la Comisión Europea ha decidido dar por concluidas las negociaciones con Croacia en los capítulos pendientes, muy especialmente el del respeto a los derechos humanos, lo que permitiría su próxima adhesión a la Unión Europea (UE).

Sin embargo, si se leen los informes de Amnistía Internacional, se puede constatar que Croacia apenas ha progresado en la persecución de crímenes de guerra a escala local o nacional, muy especialmente en lo que respecta a crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas policiales o del ejército, y que los compromisos adquiridos todavía no han si...

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En el mes de junio la Comisión Europea ha decidido dar por concluidas las negociaciones con Croacia en los capítulos pendientes, muy especialmente el del respeto a los derechos humanos, lo que permitiría su próxima adhesión a la Unión Europea (UE).

Sin embargo, si se leen los informes de Amnistía Internacional, se puede constatar que Croacia apenas ha progresado en la persecución de crímenes de guerra a escala local o nacional, muy especialmente en lo que respecta a crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas policiales o del ejército, y que los compromisos adquiridos todavía no han sido llevados a la práctica.

Por ello, es importante que la UE continúe evaluando los progresos reales del Estado croata en dicha materia, más allá de sus meros compromisos verbales. Europa debe mantener su postura enérgica (hasta ahora) sobre el enjuiciamiento de los crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugoslavia, instando a todos los Estados miembros de la UE a que garanticen que se aborda debidamente la impunidad de tales crímenes en el proceso de adhesión a la UE.

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Además, lo que ocurra ahora con Croacia será clave como referencia obligada para los siguientes países de la antigua Yugoslavia (Bosnia y Herzegovina, Serbia incluyendo Kosovo, etcétera) que van más retrasados en sus procesos de adhesión y que también deben resolver el problema de la impunidad para los crímenes de guerra.

Solo de esta manera podremos borrar de nuestras memorias el horror de las guerras balcánicas en la década de los noventa, y creer que esto no volverá a ocurrir en el corazón de Europa.

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