Análisis:EL ACENTO

Reconversión de villanos

Con pompa y circunstancia el Federal Bureau of Investigation (FBI) anunció la detención de James Bulger, alias Whitey, conocido entre quienes escarban en el folk criminal estadounidense por inspirar el personaje que interpretó Jack Nicholson en Infiltrados, de Martin Scorsese. Bulger era el enemigo público número 1 gracias a un denso prontuario (vistoso vocablo importado por los traductores de las novelas noir) criminal. Está acusado de 19 asesinatos y de otras actividades delictivas ejecutadas solo o en compañía de la Winter Hill Gang, una mafia efici...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con pompa y circunstancia el Federal Bureau of Investigation (FBI) anunció la detención de James Bulger, alias Whitey, conocido entre quienes escarban en el folk criminal estadounidense por inspirar el personaje que interpretó Jack Nicholson en Infiltrados, de Martin Scorsese. Bulger era el enemigo público número 1 gracias a un denso prontuario (vistoso vocablo importado por los traductores de las novelas noir) criminal. Está acusado de 19 asesinatos y de otras actividades delictivas ejecutadas solo o en compañía de la Winter Hill Gang, una mafia eficiente de irlandeses apelotonados que dominó el sur de Boston durante un cuarto de siglo. Bulger no es un cuchillo de un solo filo. Era confidente del FBI hasta que en 1994 se convirtió en fugitivo y en cliente habitual de los cirujanos plásticos. Sumergido durante 17 años, el FBI lo pescó en Santa Mónica con el cebo más viejo del mundo: siguió a su novia, Catherine Elizabeth Greig (¡cherchez la femme!).

Bulger no es un tipo corriente; Johnny Torrio, Dion O'Bannon, Bugsy Siegel o Lucky Luciano tampoco lo eran. El caso es que Whitey mezclaba un carácter violento (llevaba siempre un cuchillo) con un indisimulado amor por las bibliotecas y la historia. Con un poco más de templanza y más atención en la escuela primaria podría haber sido senador o presidente de la Universidad de Massachusetts, como su hermano William.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por su parte, el FBI sigue en su rancia política de siempre: listas con enemigos públicos, recompensas de escándalo (por Bulger, un fulano de 81 años, pagaban hasta dos millones de dólares) y dianas de entrenamiento con el rostro de Dillinger. El discurso del gánster truculento forma parte del atractivo turístico del país. Es el momento de que los nietos de Hoover cambien de enemigos públicos. Ahora tienen villanos más lustrosos que exhibir. Una idea para míster Mueller, director del FBI: incluir en las listas de enemigos públicos a los presidentes de Bank of America, Merrill Lynch, AIG o Lehman Brothers, responsables (y jubilados millonarios) de haber quebrado el sistema financiero internacional e incluir sus mansiones en las rutas turísticas. Más daño que Whitey sí han causado.

Archivado En