Crítica:

José de Lucía

Ser guitarrista en la familia de Paco de Lucía es fácil y, al mismo tiempo, terriblemente difícil. Resulta fácil lo que se mama desde la cuna -la afición, la técnica, la exigencia-; escapar de la sombra de Paco es lo difícil. Pero José de Lucía, su sobrino, tiene madera de artista -la sensibilidad, la creatividad, el deseo- y ya en su primer CD, que ha titulado con su nombre, marca las diferencias. Con una guitarra acústica y una púa ha compuesto y grabado ocho temas melancólicos con pellizco flamenco. José es autor de una música dulce que, de repente, te sujeta y te lanza alegremente por el a...

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Ser guitarrista en la familia de Paco de Lucía es fácil y, al mismo tiempo, terriblemente difícil. Resulta fácil lo que se mama desde la cuna -la afición, la técnica, la exigencia-; escapar de la sombra de Paco es lo difícil. Pero José de Lucía, su sobrino, tiene madera de artista -la sensibilidad, la creatividad, el deseo- y ya en su primer CD, que ha titulado con su nombre, marca las diferencias. Con una guitarra acústica y una púa ha compuesto y grabado ocho temas melancólicos con pellizco flamenco. José es autor de una música dulce que, de repente, te sujeta y te lanza alegremente por el aire como una peonza. El saxo de Jorge Pardo suena en unos tanguillos, mientras que la voz de Alicia Gil añade sal a las alegrías. Larga vida a los Lucía y la buena música.

José de Lucía

EMI / El Pescador de Estrellas

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