Ruiz-Mateos admite que no puede hacer frente a los pagarés

Ofrece pagar con lo que reclama por la expropiación de Galerías Preciados

El patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, admite en una carta a los inversores, que "por dificultades sobrevenidas con posterioridad a la emisión de esos pagarés, su sociedad emisora, actualmente en situación concursal, o no ha hecho ya frente o no va a poder hacer frente a su pago a la fecha de sus respectivos vencimientos".

También propone a los titulares de los pagarés que se inscriban ante notario para cobrar de la posible indemnización reclamada por la expropiación de Galerías Preciados en 1983, si prospera la reclamación familiar. "La cesión es sin pedir a cambio ningu...

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El patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, admite en una carta a los inversores, que "por dificultades sobrevenidas con posterioridad a la emisión de esos pagarés, su sociedad emisora, actualmente en situación concursal, o no ha hecho ya frente o no va a poder hacer frente a su pago a la fecha de sus respectivos vencimientos".

También propone a los titulares de los pagarés que se inscriban ante notario para cobrar de la posible indemnización reclamada por la expropiación de Galerías Preciados en 1983, si prospera la reclamación familiar. "La cesión es sin pedir a cambio ninguna contraprestación ni renuncia, de tal modo que los tenedores de pagarés conservan todos los derechos", afirma la empresa.

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"La indemnización podría llegar en un plazo de 18 a 30 meses", dijo un portavoz de la empresa. En febrero pasado, la Sala Tercera del Tribunal Supremo admitió a trámite la reclamación de la familia Ruiz-Mateos sobre la expropiación de Galerías Preciados, que ellos valoran en 6.000 millones. No obstante, hasta ahora los tribunales han dado la razón al Estado en todos los casos sobre la antigua Rumasa al concluir que la empresa era un agujero patrimonial, por lo que no hay derecho a indemnización alguna por la expropiación.

Por otro lado, la totalidad de los 104 trabajadores de la empresa Hibramer, de Nueva Rumasa y en situación de concurso de acreedores, se verá afectada por un ERE de extinción que los administradores concursales presentarán hasta la liquidación absoluta de la mercantil, en cuyo proceso está previsto sacar a subasta pública sus distintas unidades de producción. La operación, que supondría el fin de Hibramer tras 52 años de existencia, podría cerrarse esta misma semana o la siguiente, informa Europa Press.

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