Felipe y Bildu se toman la palabra

Felipe González vuelve a hacer un guiño al socialismo vasco cuando se trata de elecciones. El expresidente ofrecerá el próximo sábado, 14 de mayo, en el BEC de Barakaldo, el segundo de sus únicos tres mítines en esta campaña del 22-M. Y lo hará, curiosamente, en el mismo recinto donde horas después se presentará en Vizcaya la coalición abertzale Bildu. En los tiempos que corren nadie duda de que el análisis sobre el escenario de una Euskadi sin violencia encadenará las dos intervenciones; eso sí, claro, sobre prismas muy diferentes.

González palpará la nueva realidad política de ...

Felipe González vuelve a hacer un guiño al socialismo vasco cuando se trata de elecciones. El expresidente ofrecerá el próximo sábado, 14 de mayo, en el BEC de Barakaldo, el segundo de sus únicos tres mítines en esta campaña del 22-M. Y lo hará, curiosamente, en el mismo recinto donde horas después se presentará en Vizcaya la coalición abertzale Bildu. En los tiempos que corren nadie duda de que el análisis sobre el escenario de una Euskadi sin violencia encadenará las dos intervenciones; eso sí, claro, sobre prismas muy diferentes.

González palpará la nueva realidad política de un País Vasco, sustentada ahora mismo sobre la ausencia de la violencia y de la extorsión económica, bajo un Gobierno vasco con lehendakari socialista. Una fotografía de situación, en suma, con la que no dudará en fustigar a ese amplio sector del PP encorajinado desde que el Tribunal Constitucional autorizó la presencia de Bildu en las urnas del 22-M, y a quien ya lanzó sus primeros dardos el pasado domingo.

FG vuelve dos años después del acto de apoyo a Patxi López en el Astelena

Hace dos años, en su mítin de apoyo a Patxi López como alternativa a Juan José Ibarretxe, el expresidente dibujó en el histórico Astelena -el frontón donde el socialismo vasco unido le acogió en febrero de 1976- un futuro inmediato basado en la conquista del poder autonómico para el PSE, una oposición de 8 años del PNV y una advertencia a ETA de que "jamás doblegaría a la democracia".

El próximo sábado, González, causante de más de un dolor de cabeza entre los socialistas vascos por sus declaraciones a EL PAÍS sobre el GAL y ETA, verá el terreno sembrado para ensalzar con su discurso intencionado la política del Gobierno central sobre el final de la violencia. Será otro motivo para elevar la autoestima de la afiliación socialista, como ya ocurriera en el mítin del Astelena. Entonces, el PSE se jugaba aproximarse a Ajuria-Enea; ahora intenta contener los nubarrones ante unas perspectivas que no le son favorables.

Bildu también estará atento a las profecías de González porque a buen seguro que es destinataria de más de un recado para su futuro inmediato. Lo pasará a limpio luego, cuando sus oradores se encuentren reconfortados desde el escenario por la asegurada presencia de miles de simpatizantes en el BEC, que les permita componer otra vez esa imagen de atracción de masas que con tanto mimo cuida siempre la izquierda abertzale, esté legalizada o no.

Asegurado el lleno, la incógnita radica en el contenido del mensaje. La coalición abertzale se sabe en el epicentro de la realidad política vasca porque cada uno de sus movimientos se interpreta en profundidad, tengan o no sentido. Aquí es donde surge el reparto intencionado de los papeles dentro de la nueva marca radical. La sucesión de los primeros actos electorales encadenados hasta ahora, con una escrupulosa selección de municipios donde sobresale la impronta abertzale, combina las referencias expresas a intensificar el mensaje del "nuevo ciclo político al que asiste Euskal Herria" con un acercamiento a cuestiones de interés social. En el caso del próximo sábado, la apuesta de Bildu por Vizcaya va encaminada a "impedir" la formación de las mayorías absolutas que intentan PNV y PSE "con sus políticas de pactos". El argumento les vale igual para la Diputación que para el Ayuntamiento de Bilbao: sus enemigos no cambian.

Y en el medio del discurso político, se suceden a diario y con una pasmosa celeridad las aperturas de nuevas sedes sociales de la candidatura radical, un trabajo que, de paso, permite abonar la relación entre representantes de las sensibilidades reflejadas en Bildu.