Elecciones municipales

Grietas rojas en el Baix Llobregat

El PSC aspira a mantener su fortaleza electoral, pese a la derrota de noviembre

Al PSC le gusta presumir de músculo municipalista, pero en ningún sitio puede alardear tanto como en el Baix Llobregat, donde ocho de cada 10 ciudadanos tienen un alcalde de ese partido. Pese a la que está cayendo en los últimos meses, los socialistas confían en mantener el 22 de mayo en esta comarca la hegemonía lograda en 2007, cuando el PSC obtuvo el 39% de los votos y 216 de los 536 concejales en juego, unas cifras insólitas en Cataluña.

El alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, dijo hace unos días que la marca PSC no suma en estos momentos y otros candidatos han comentado e...

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Al PSC le gusta presumir de músculo municipalista, pero en ningún sitio puede alardear tanto como en el Baix Llobregat, donde ocho de cada 10 ciudadanos tienen un alcalde de ese partido. Pese a la que está cayendo en los últimos meses, los socialistas confían en mantener el 22 de mayo en esta comarca la hegemonía lograda en 2007, cuando el PSC obtuvo el 39% de los votos y 216 de los 536 concejales en juego, unas cifras insólitas en Cataluña.

El alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, dijo hace unos días que la marca PSC no suma en estos momentos y otros candidatos han comentado en privado que no alardearán de siglas, pero en el Baix Llobregat las cosas se ven de otra manera. "La marca siempre acompaña y la gente se identifica con las siglas, porque si no puedes parecer un extraterrestre", dice Antonio Balmón, primer secretario de la influyente federación comarcal del Baix Llobregat y alcalde de Cornellà.

Los socialistas han ganado 24 de las 27 elecciones desde que hay democracia
Ni siquiera la cuna política de Montilla escapó a la severa derrota del 28-N
El PSC tiene 17 de las 29 alcaldías de la comarca, algo insólito en Cataluña
Los alcaldes con más de 20 años en el cargo ya son historia
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"Todos estamos contaminados por la situación política general, pero la mayoría de la gente sabe que vota a un alcalde o a una alcaldesa concreta", añade Balmón, quien considera que los resultados no tendrán nada que ver con los del 28 de noviembre. El PSC sufrió entonces en el Baix Llobregat una derrota sin precedentes en unas autonómicas (23,4% de votos, frente al 31,9% de CiU y el 14,1% del PP).

Nunca había sucedido nada igual en unas elecciones desde el restablecimiento de la democracia y, por primera vez, la fortaleza inexpugnable de la que surgieron José Montilla, José Zaragoza y la propia Carme Chacón dejó de serlo. Hasta entonces, no se conocía la derrota electoral, si se exceptúan las primeras elecciones al Parlament, en 1980, cuando el PSUC era el PSUC, y las de 1995, cuando CiU se impuso al PSC por unas décimas. En las otras 24 elecciones celebradas desde 1977, sumando municipales, generales y autonómicas, los socialistas fueron siempre la fuerza mayoritaria en el Baix Llobregat.

Eso explica que los alcaldes del PSC de la comarca hayan durado en el cargo casi lo que han querido, pues su reelección se antojaba más que probable. Pero ya no queda ninguno de aquellos regidores, casi perennes, que mantuvieron más de 20 años la vara de mando: Xavier Vila (Sant Boi) Agustín Marina (Castelldefels), Eduard Alonso (Sant Joan Despí), Dídac Pestaña (Gavà) o el propio José Montilla en Cornellà, entre otros.

La hegemonía socialista en la comarca, sin embargo, ha ido acompañada en estas décadas de diversos episodios de corrupción que provocaron la dimisión de algunos alcaldes. Les ocurrió a Miguel García Fenosa (Viladecans), imputado en una estafa filatélica; a Manuel Salmerón (Sant Andreu de la Barca), por la adjudicación de unas obras, y a Enric Térmens (Olesa de Montserrat). Otros alcaldes acabaron incluso condenados por prevaricación (Antoni Pérez, de Esplugues) o malversación (Francisco Javier Raventós, de Collbató). Pero ninguna dimisión fue tan sonada como la de Juan Ignacio Pujana, el primer alcalde democrático de L'Hospitalet, la vecina ciudad del Baix Llobregat y segundo municipio de Cataluña en número de habitantes, que acabó condenado por la concesión de las obras de un aparcamiento.

El alcalde socialista más veterano que sigue en la comarca es Enric Llorca, de Sant Andreu de la Barca, que ocupa el cargo desde hace 16 años y opta de nuevo a la reelección. La mayoría de los alcaldables del PSC aspiran por segunda vez al cargo, después de haber accedido en mitad de un mandato y haber logrado ya un refrendo en las urnas. Es lo mismo que ocurrió con Jordi Hereu en Barcelona y lo que sucede ahora con Antonio Balmón (Cornellà), Jaume Bosch (Sant Boi), Carles Ruiz (Viladecans), Pilar Díaz (Esplugues) y Josep Perpinyà (Sant Just Desvern), entre otros. Algunos, los menos, debutan como cabeza de lista. Es el caso de Joan Sau (Castelldefels), Lourdes Borrell (Sant Feliu) y Anna Úbeda (Collbató), además de Núria Marín (L'Hospitalet), que sustituyó en 2008 a Celestino Corbacho al ser nombrado ministro de Trabajo e Inmigración.

El Prat de Llobregat y Martorell son las dos ciudades más importantes del Baix Llobregat que no tienen alcalde socialista. Nada indica que vaya a darse un vuelco electoral y hasta en el propio PSC las consideran unas plazas inexpugnables por aquello de las dinámicas locales. El Prat tiene uno de los alcaldes más veteranos de Cataluña: Lluís Tejedor, de ICV-EUiA, que accedió al cargo en 1982, y el convergente Salvador Esteve es alcalde de Martorell desde 1987 y en las últimas cuatro elecciones municipales ha obtenido la mayoría absoluta. Caso distinto es el de Molins de Rei, otro municipio en manos de ICV desde hace 12 años. Los socialistas consideran que recuperar esa plaza el 22 de mayo sería un éxito, pero admiten que no lo tendrán nada fácil.

Antonio Balmón cree que, pese a todo, el PSC podrá mantener las 17 alcaldías, de un total de 29, que tiene ahora y que podría recuperar la de Olesa, en manos de CiU por el pacto de gobierno suscrito en su día, y Santa Coloma de Cervelló, donde una moción de censura los desalojó del mando.

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