Crítica:TEATRO | Gang Bang

Hombres desesperados

Un prohombre jubilado, un democristiano, un funcionario influyente, un anciano con alzhéimer y un padre en apuros se dan cita en un local de gays la víspera de la visita del Papa a Barcelona. Suena a chiste y un poco lo es. Añadan a una catequista drogada, una joven visionaria y un chaval que celebra la mayoría de edad dejándose dar por todos y por todas partes. Gang Bang, de Josep Maria Miró (1977), es un patchwork de símbolos religiosos y referentes sexuales unidos con diálogos resultones y acciones provocadoras con el que Miró pretende plasmar la desesperanza y las contradicc...

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Un prohombre jubilado, un democristiano, un funcionario influyente, un anciano con alzhéimer y un padre en apuros se dan cita en un local de gays la víspera de la visita del Papa a Barcelona. Suena a chiste y un poco lo es. Añadan a una catequista drogada, una joven visionaria y un chaval que celebra la mayoría de edad dejándose dar por todos y por todas partes. Gang Bang, de Josep Maria Miró (1977), es un patchwork de símbolos religiosos y referentes sexuales unidos con diálogos resultones y acciones provocadoras con el que Miró pretende plasmar la desesperanza y las contradicciones del mundo en que le ha tocado vivir. Ello le ha llevado a construir unos personajes vencidos por la realidad hasta límites casi suicidas que simbólicamente -como casi todo en la pieza- hallan refugio en La Llum, el local en cuestión.

GANG BANG

Texto y dirección: Josep Maria Miró. Intérpretes: Rosa Boladeras, Òscar Castellví, Jordi Figueras, Oriol Genís, Anna Moliner, Joan Negrié, Àngels Poch, Xavier Pujolràs, David Vert. TNC, Sala Tallers, 24 de marzo.

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Mientras los personajes pasean su desilusión de cabina en cabina y según se acerca la llegada del Papa a la ciudad, el conjunto se vuelve cada vez más apocalíptico, hasta el punto de que la misma Sagrada Familia se verá afectada. Solo dos personajes escapan a tanto pesimismo (y a tanto sexo, pues en este antro lo segundo se da como válvula de escape de lo primero): el padre de la dueña, que es el del alzhéimer, y la joven catequista, que recobra la ilusión gracias al efecto de las drogas. Es curioso cómo una pieza que ha despertado tanto alboroto por ofender, supuestamente y con dinero público, a los católicos pueda acabar siendo, finalmente, tan moralizante como esta. Los católicos amenazados pueden quedarse tranquilos porque, además, su desenlace es de lo más apostólico-romano, y me perdonará Miró por desvelar el final, pero polémique oblige: y es que nos viene a decir que, aunque el mundo se vaya a la mierda, siempre nos queda la fe. Amén.

Como viene siendo costumbre en los T6 desde que cuentan con compañía propia, los intérpretes están estupendos y en este caso, además, no sé si salvan, pero sí hacen soportable tanto panfleto.

Una escena de Gang Bang.DAVID RUANO
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