Columna

Deja caer un euro y rodará hacia arriba

No hay círculo más raro que el dinero: dejas caer una moneda y rueda hacia arriba, en dirección a los barrios altos de la ciudad, como si tuviese ideología y un motor dentro que le hicieran saber dónde tiene que dirigirse y cómo llegar allí. Con los billetes ocurre lo mismo, sobre todo con los de 500 euros: poseen una orientación de paloma mensajera y se comunican entre ellos como los delfines, de modo que siempre saben a qué balcones ir y en qué piscinas reunirse. La economía es Tenerife al revés: debajo hace frío, está nublado y hay volcanes, en medio se ve un mar de nubes negras y arriba lu...

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No hay círculo más raro que el dinero: dejas caer una moneda y rueda hacia arriba, en dirección a los barrios altos de la ciudad, como si tuviese ideología y un motor dentro que le hicieran saber dónde tiene que dirigirse y cómo llegar allí. Con los billetes ocurre lo mismo, sobre todo con los de 500 euros: poseen una orientación de paloma mensajera y se comunican entre ellos como los delfines, de modo que siempre saben a qué balcones ir y en qué piscinas reunirse. La economía es Tenerife al revés: debajo hace frío, está nublado y hay volcanes, en medio se ve un mar de nubes negras y arriba luce el sol.

Hablando en plata, a la gente normal nos están metiendo tijera y nuestro nivel de vida baja lo mismo que si alguien hubiera quitado el tapón, mientras que a los banqueros y otros millonarios, los bañan en oro, como quien dice. La crisis de las personas normales consiste en no llegar a fin de mes y la del Santander o el BBVA en ganar solo 8.000 y 4.600 millones, respectivamente, lo cual les preocupa muchísimo. A los ciudadanos se les recortan la jubilación y las pensiones y a los antiguos directivos de Caja Madrid se les iba a gratificar con 25 millones, en agradecimiento a los servicios prestados, que tal vez en esta ocasión no lleguen a sus carteras pero sí que lo han hecho y lo volverán a hacer en otros casos, porque así está el asunto y el viento sopla hacia donde quieren los dueños de los ventiladores. Tampoco hemos avanzado mucho, la verdad: antes, mientras los esclavos cargaban las piedras de la pirámide, los faraones se dejaban abanicar, y ahora ponen el aire acondicionado, pero el resto sigue igual.

La crisis del Santander o el BBVA consiste en ganar solo 8.000 y 4.600 millones, respectivamente

Juan Urbano y yo imaginamos que esos 25 millones se han quedado de este lado de la red por razones políticas, no morales, y sabemos que el problema es que lo que ahora se vende como excepcional ha sido, es y volverá a ser la norma: de hecho, es la primera vez que una entidad financiera toma la decisión de no pagar las recompensas que se habían pactado entre los que se entregaban las llaves de la caja fuerte y los que las recibían y con el asentimiento de todos los partidos representados en el Consejo de Administración, lo cual te hace recordar el enorme parecido que existe entre las banderas y los manteles: hoy por ti y mañana por mí. La ayuda pública recibida por Caja Madrid y otorgada por el Gobierno ha sido de casi 4.500 millones y sirven como argumento para no abonarle esa paga extra al antiguo presidente de Caja Madrid y sus ayudantes: ¿cómo se va a pedir prestado y luego a repartir beneficios? Más claro, agua.

Y al mismo tiempo, no hay fondos para casi nada, hasta el punto de que este año en la Comunidad de Madrid no se convocarán oposiciones para el cuerpo de maestros de la región, lo cual va a dejar a muchos aspirantes con el temario estudiado y sin ningún examen que aprobar. Qué raro este mundo, tan lleno de contrastes que parece que una de las dos mitades en las que se divide sea mentira.

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