Gallardón y Aguirre felicitan la Navidad, cada uno a su manera

Llega la Navidad y con ella la tradicional tarjeta de felicitación del alcalde de Madrid, ocasión ideal para que todos los gallardólogos, que más de uno hay (dentro y fuera de su partido), se pongan a descifrar, cual Champollion con la Piedra Roseta, qué es lo quiere insinuar.

Este año tocan tres citas en la tarjeta: Pereda, Baroja y Azaña. Con el episodio de la negativa del Gobierno de Zapatero a su petición de refinanciación de la deuda, la del escritor vasco es la más fácil de interpretar: "Calumniado Madrid", dice la cita de Baroja que aparece en la felicitación del alcalde....

Llega la Navidad y con ella la tradicional tarjeta de felicitación del alcalde de Madrid, ocasión ideal para que todos los gallardólogos, que más de uno hay (dentro y fuera de su partido), se pongan a descifrar, cual Champollion con la Piedra Roseta, qué es lo quiere insinuar.

Este año tocan tres citas en la tarjeta: Pereda, Baroja y Azaña. Con el episodio de la negativa del Gobierno de Zapatero a su petición de refinanciación de la deuda, la del escritor vasco es la más fácil de interpretar: "Calumniado Madrid", dice la cita de Baroja que aparece en la felicitación del alcalde.

Y luego sigue la frase de Azaña: "El caso es que España necesita un Madrid". ¿Será que el presidente de la República ya adivinaba, como Nostradamus, el enfrentamiento entre dos animales políticos como Zapatero y Gallardón?

La cita de Pereda cierra el círculo del jeroglífico, o acertijo, o lo que demonios sea: "Aquello es Madrid... ¡Ah, si yo tuviera poder para tanto!". Lo dicho, un año más, Gallardón en estado puro.

Más fácil de entender, y más directa, es la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que para estas cosas no se anda con florituras. Ayer se inauguró el tradicional belén que se coloca en la Real Casa de Correos, la sede del Gobierno regional. Pero, ay, algo hubo que no le gustó a la presidenta, que montó en cólera con la composición y comenzó a poner pegas: "Esto fuera", dijo al ver el palacio de Herodes, demostrando que, a la hora de mandar, ella está por encima del procurador de Judea. "Yo lo quitaba. Si no se ve, será un trabajo muy bonito para el que lo ha hecho, pero no se ve". Y preguntó inquisitiva: "¿Quién lo ha hecho?". Nadie se atrevió a contradecirla.