Los presuntos proxenetas de La Jonquera rechazan las escuchas

Sentado ante el micro y rodeado de cámaras, Víctor Manuel Ameijeiras, guardia civil incapacitado, negó ayer que durante 2001 y 2002 trajese a tres mujeres desde Ucrania para explotarlas sexualmente y las maltratase. Su mujer, Natalya Rusanova, y Nicanor Báez, entonces portero del burdel Lady Dallas, también negaron los hechos en el juicio que arrancó en la Audiencia de Girona.

La letrada de la acusación particular, Marta Alsina, pidió la reproducción de algunas escuchas grabadas por la Guardia Civil en la investigación. En una de ellas suena la voz de Víctor Manuel Ameijeiras. "¿Tú quie...

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Sentado ante el micro y rodeado de cámaras, Víctor Manuel Ameijeiras, guardia civil incapacitado, negó ayer que durante 2001 y 2002 trajese a tres mujeres desde Ucrania para explotarlas sexualmente y las maltratase. Su mujer, Natalya Rusanova, y Nicanor Báez, entonces portero del burdel Lady Dallas, también negaron los hechos en el juicio que arrancó en la Audiencia de Girona.

La letrada de la acusación particular, Marta Alsina, pidió la reproducción de algunas escuchas grabadas por la Guardia Civil en la investigación. En una de ellas suena la voz de Víctor Manuel Ameijeiras. "¿Tú quieres que te rompa la cabeza?", le dice a Olena, una de sus víctimas, en tono alterado. "¿Reconoce usted esta llamada?", preguntó la letrada. "No me reconozco [mi voz] en ninguna", señaló en referencia a las escuchas. "Hay mucho gallego en Cataluña", dijo, citando su lugar de origen.

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Y así, una y otra vez los acusados negaron ser ellos los que sonaban en la sala, profiriendo frases como: "Como vaya, vais a volar". "¡Estoy hasta los cojones de vosotras!". "Ya podéis mover el culo, si no me vais a oír".

El abogado defensor, Jordi Figuera, criticó la instrucción del caso, que calificó de "negligente", y pidió la "nulidad".

Por la tarde, testificó Olena. Había pedido declarar tras un biombo, pero al final apareció en la sala con una peluca negra y una chaqueta marrón. Con paso firme, caminó por delante de los acusados y, tras lanzarles una mirada de las que quitan el hipo, se sentó ante el tribunal y relató de nuevo su calvario de amenazas, intercalado con las escuchas que solicitaba su abogada. En dos momentos, lloró. La fiscal pide 24 años para los tres acusados.

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