Reportaje:JULIETA VENEGAS | Cantante

"Me gusta la idea de cantar en plena Gran Vía en su cumpleaños"

Julieta Venegas ocupa poco espacio bajo un ventanal que limita con la Gran Vía. Vestida "de fiesta" se recuesta "algo incómoda con la indumentaria" en un sofá de habitación de hotel. Prefiere ropa "más cómoda". Llegó a las cinco de la mañana de ayer a Madrid. Pero no está cansada. Y eso que junto a ella reposa un bebé, su primer hijo, de solo tres meses. Esta tarde, a la una, actúa en la plaza de España gratis. El concierto es un acto más de la celebración, organizada por la marca de cerveza Coronita, de los 100 años de la revolución mexicana. Aquella de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Después...

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Julieta Venegas ocupa poco espacio bajo un ventanal que limita con la Gran Vía. Vestida "de fiesta" se recuesta "algo incómoda con la indumentaria" en un sofá de habitación de hotel. Prefiere ropa "más cómoda". Llegó a las cinco de la mañana de ayer a Madrid. Pero no está cansada. Y eso que junto a ella reposa un bebé, su primer hijo, de solo tres meses. Esta tarde, a la una, actúa en la plaza de España gratis. El concierto es un acto más de la celebración, organizada por la marca de cerveza Coronita, de los 100 años de la revolución mexicana. Aquella de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Después le esperan otras tres actuaciones en Barakaldo, Zaragoza y Valencia.

Venegas (Long Beach, California, EE UU, 1970) vino por primera vez a Madrid en 1997, mucho antes del gran éxito de su disco Limón y sal, de 2006, y conoce cada rincón de la capital. Nacida hace 40 años en un lugar llamado Long Beach, California, Estados Unidos, ha mantenido una estrecha relación con la ciudad desde hace casi 15 años. "Tengo muchos amigos, en Madrid y, en general, en España. Es un sitio que te recibe muy bien y con el que conecto mucho. Me encanta caminar por los barrios del centro, como Malasaña o La Latina, y mientras tanto ver a la gente hablar, reír, comer y, en definitiva, relacionarse", dice con una genuina sonrisa, como si quisiese subrayar que sus palabras no son de compromiso. Sus amigos son músicos con Los Planetas o Mastretta. "Pero también arquitectos o una micropoetisa e, incluso, hasta periodistas", confiesa con una risilla.

"Tengo muchos amigos en Madrid, incluida una micropoetisa"
Celebra un concierto gratuito en la plaza de España a la una de la tarde
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Los parecidos con Ciudad de México, el lugar donde reside desde que tenía 22 años y después de haberse criado en Tijuana, los reduce a "la alegría y el carácter de la gente". Las diferencias, obvias. La primera, el tamaño. La segunda, los coches. "En mi ciudad no existen los peatones, no hay ni semáforos. No se puede caminar ni aunque te quedes en un barrio concreto", explica antes de exclamar un mexicanísimo "¡Aquí está padre lo de que los coches no puedan pasar por muchas calles de la ciudad!". La violencia le produce miedo y tristeza. "Es nuestra herida sangrante, que habla mucho de la impunidad y de la corrupción que hay allí".

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Venegas ha tenido mucho éxito en España. Limón y sal vendió más de 150.000 copias. Y, aunque menos cuantificable, su canción Me voy mantuvo la reverberación de su soniquete durante meses en los canturreos del metro o los bares. Y, sin embargo, nunca tuvo dificultades para camuflarse entre la gente de Madrid. "Ya tenía mi círculo de amigos hecho, para salir de copas o a comer y nadie me ha molestado nunca", concede.

"Soy más músico que personaje", zanja, antes de adentrarse en los tópicos que circulan sobre México en España. "Hay algo de folclórico en el conocimiento de mi tierra, que además es muy grande y variada, pero también hay mucha conexión. A los españoles que van a México, les encanta".

Esa misma conexión también la aprecia en la música. "La importancia de la música independiente en los dos sitios ha sido parecida. Más importante y primero en España y después, poco a poco, en México", analiza, antes de achacar ese crecimiento a ambos lados del Atlántico a "la crisis de la industria tradicional".

Entre esos grupos "independientes" que han estrechado las fronteras con México, Venegas ejemplifica con Triángulo de Amor Bizarro, que "les va superbien allá en mi país". La manera de disfrutar la música en ambos países es semejante, aprecia Venegas que, sin embargo, concede que en España "hay más salas pequeñitas para dar conciertos". En cuanto al público, empate: "La gente de allá es muy fan y muy entregada, y la de acá... también".

Un público, "el de acá", con el que se encontrará mañana a una hora inusual, "la del aperitivo". Pero no solo no le molesta, sino que le hace gracia "esa gente ocasional que se acerca de casualidad. Eso es lo padre, que sea gratis y le llegue al que se pase por allí". También, medio en broma medio en serio, le agrada la idea "de estar cantando en plena Gran Vía en el cumpleaños de la calle".

Entre las canciones que tocará mañana, las de su nuevo disco, Otra cosa, en el que incide en su idea "de ruptura de trabajo en trabajo, de cambio de enfoque". Sin embargo, así vista, hablando, Julieta no parece inquieta. Apenas ha cambiado de postura y no trasluce la menor impaciencia.

Julieta Venegas, en un hotel del centro de Madrid.BERNARDO PÉREZ

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