La visita del papa Benedicto XVI
La sabiduría y la belleza juntas creando esperanza. Este es el mensaje de Antoni Gaudí, este místico de la arquitectura de la luz y las formas que con su grandiosidad creó un espacio, quizás desconocido, hacia un paraíso de belleza que no sabemos cómo definir.
Qué orgullo, respeto, emoción y agradecimiento hacia el Santo Padre por las luchas palaciegas que ha tenido que ir dejando atrás. A monseñor Sistach, a todo el Gobierno del país y, como no podían faltar, porque son siempre nuestra compañía, los reyes de España. Y luego la calle, la calle, con su gente bulliciosa y siempre viva, y ...
La sabiduría y la belleza juntas creando esperanza. Este es el mensaje de Antoni Gaudí, este místico de la arquitectura de la luz y las formas que con su grandiosidad creó un espacio, quizás desconocido, hacia un paraíso de belleza que no sabemos cómo definir.
Qué orgullo, respeto, emoción y agradecimiento hacia el Santo Padre por las luchas palaciegas que ha tenido que ir dejando atrás. A monseñor Sistach, a todo el Gobierno del país y, como no podían faltar, porque son siempre nuestra compañía, los reyes de España. Y luego la calle, la calle, con su gente bulliciosa y siempre viva, y esta vez atónita. En la calle Sicilia hacía frío, mucho frío, pero esto no impidió que hubiera más jóvenes con niños pequeños que mayores que lo veían desde casa. ¡Qué belleza de imágenes! Gracias a los grandes profesionales cámaras de TV-3 y TVE y a todos los medios de comunicación en general. La música y la voz, este conjunto de sonidos armónicos que al chocar con las columnas nos envolvían con su humilde majestuosidad.
Enhorabuena a todos los que lo han hecho posible, especialmente a Lluis Bonet, al presidente y a toda la Junta del Patronato, porque su fe en el proyecto de esta basílica ha hecho no solo que se muevan las montañas, sino las piedras, y su lucha nos deja con la mejor de las sensaciones de haber sido partícipes de que algo grande ha ocurrido en Barcelona que hará historia y no sabemos cómo agradecérselo.- Adela Subirana. Presidenta del Grup Set. Barcelona.
Las declaraciones papales, comparando el comportamiento "agresivo de los laicistas" actuales españoles con los comportamientos anticlericales que pudieron producirse durante la Segunda República, son un insulto a todos los españoles que, no siendo católicos (una gran mayoría), defendemos un Estado verdaderamente laico, como dice la Constitución, pero hemos mantenido todas las tradiciones católicas con un enorme respeto, desde el fin de la dictadura hasta nuestros días. Un respeto al que la jerarquía católica española no corresponde como debiera, sobre todo teniendo en cuenta su tarea apostólica.
Rafael Tomás Vidal Valencia