Columna

Teletexto

Ahora que se estrena La red social, la película dirigida por David Fincher acerca del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, no estaría mal escribir algo sobre el nacimiento del teletexto. Más que nada porque me parece un dispositivo muy infravalorado y que no goza del reconocimiento que han disfrutado otros inventos menos útiles y absurdos, como la leche de soja. Durante años el teletexto ha prestado un gran servicio a la sociedad y me da la impresión de que ahora lo tratamos como un trasto viejo, tal y como se ha hecho con los reproductores VHS y los radiocassetes. Un amigo mío dice qu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ahora que se estrena La red social, la película dirigida por David Fincher acerca del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, no estaría mal escribir algo sobre el nacimiento del teletexto. Más que nada porque me parece un dispositivo muy infravalorado y que no goza del reconocimiento que han disfrutado otros inventos menos útiles y absurdos, como la leche de soja. Durante años el teletexto ha prestado un gran servicio a la sociedad y me da la impresión de que ahora lo tratamos como un trasto viejo, tal y como se ha hecho con los reproductores VHS y los radiocassetes. Un amigo mío dice que lo prefiere a Internet porque las letras son más grandes y contiene pasatiempos.

Encuentro el teletexto entrañable. Por los ambiciosos intentos de crear imágenes con pixeles, por la telegráfica redacción de las noticias, por el sistema de búsqueda que en ocasiones te tiene veinte minutos esperando llegar a la página 546... Conozco a varias personas que lo primero que hacen al llegar a casa es encender la tele para poner el teletexto. O al menos lo hacían cuando no existía la banda ancha.

No conozco el origen de la tecnología del teletexto pero quizás se podría inventar la historia de dos genios informáticos que se encierran en un garaje con la idea de hacer un diario electrónico que se pueda ver en el televisor. Con noticias de última hora, información deportiva e incluso subtítulos para las películas, con colorines para cada personaje, dirigidos a la población con problemas auditivos.

La trama se podría hacer más interesante si un amigo traiciona a otro cuando vende el invento sin contar con su colega. El traidor se hace rico colocando su creación a todas las teles del mundo y el traicionado vaga por bares de mala muerte proclamando borracho desde la barra: "¡No sabéis quién soy! ¡Yo inventé al teletexto!". Hacia el final de la película habría una reconciliación entre ambos cuando el millonario, carcomido por la culpa, decide compartir sus beneficios con su viejo amigo. Pero la alegría dura poco porque en ese momento el negocio se va a la quiebra por la aparición del gran enemigo del teletexto: Internet llega a los hogares de todo el mundo y para asomarse al mundo ya no es necesario teclear 101 en el mando del televisor. 101, la página donde suelen aparecer los titulares de las noticas, sería un buen título para la película, la verdad. Si a la historia le falta algo de sexo (dicen que Facebook se creó expresamente para ligar y parece que más de 500 millones de usuarios lo han captado) siempre podemos recurrir a que el teletexto se creó por las páginas de contactos que contiene. Son sólo algunos elementos para vender la historia, ya se nos ocurrirán más cosas...

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En