Crítica:Días de diversión

Con aroma catalán

La tarde comenzó con una fuerte ovación. Al finalizar el paseíllo, los profesionales del toro leyeron un comunicado a favor de la fiesta y en contra de la prohibición aprobada el mes pasado en el parlamento de Cataluña. La respuesta del público fue unánime y las palmas se mantuvieron durante dos largos minutos en los que los espectadores fueron levantándose de sus asientos.

La prohibición de Cataluña no se entiende en el orbe taurino y todo queda relegado a un trasfondo político en el que prácticamente nadie quiere entrar. Así, la respuesta de los aficionados es acudir a la plaza y demo...

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La tarde comenzó con una fuerte ovación. Al finalizar el paseíllo, los profesionales del toro leyeron un comunicado a favor de la fiesta y en contra de la prohibición aprobada el mes pasado en el parlamento de Cataluña. La respuesta del público fue unánime y las palmas se mantuvieron durante dos largos minutos en los que los espectadores fueron levantándose de sus asientos.

La prohibición de Cataluña no se entiende en el orbe taurino y todo queda relegado a un trasfondo político en el que prácticamente nadie quiere entrar. Así, la respuesta de los aficionados es acudir a la plaza y demostrar su pasión por esta fiesta sin par, pues es uno de los pocos espectáculos donde se acude sin ninguna garantía de lo que ocurrirá. El éxito o la diversión depende de demasiados factores difícilmente controlables: los toros, los toreros, el tiempo, el ambiente...

ZALDUENDO / MORANTE, PERERA, PINAR

6 toros de Zalduendo, bien presentados, salvo el tercero; todos con poca fuerza, apenas fueron picados y nobles en la muleta.

Morante de la Puebla: Pinchazo y estocada delantera (Silencio). Dos pinchazos y estocada caída (Silencio).

Miguel Ángel Perera: Estocada trasera (Oreja). Pinchazo, media estocada tendida y descabello (Saludos tras dos avisos).

Rubén Pinar: Estocada caída (Palmas). Pinchazo y estocada baja (Silencio tras un aviso).

Saludaron los banderilleros Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero en el segundo de la tarde. Plaza de Illumbe. 19 de agosto de 2010. Quinta de la Semana Grande. Tres cuartos de entrada.

Larga ovación del público en contra de la prohibición en Cataluña
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Ayer, los aficionados no podían ocultar en los aledaños de Illumbe su deseo por ver de nuevo a Morante. Máxima expectación. Otra parte del público, se mostraba resignado por la mala suerte de la ausencia de Cayetano, cogido hace unos días y que tuvo que ser sustituido por el joven Rubén Pinar. Tanto el reclamo taurino de Morante como el mediático de Cayetano tuvo su eco en los tendidos, que presentaron una buena imagen.

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Lo que siempre acompaña a una tarde de toros es el optimismo previo. Y al escuchar el alegato en defensa de la fiesta, el público rompió en aplausos para defender aquella ilusión que le había arrastrado a pagar una localidad en Illumbe.

Luego, faltó brillo en el ruedo y los aplausos se fueron diluyendo hasta llegar a tornarse en unos inmerecidos pitos a Morante, que fue despedido hasta con alguna bufona almohadilla. El sevillano nada hizo para recibir ese reproche. Lo intentó en el primero, al que se la puso con verdad en los medios y arrancó algún natural bueno. Si bien, es cierto que no entendió al cuarto, un animal al que debió picar algo más, porque Morante quiso pero no pudo en el tercio de muleta.

La tarde tuvo otro eco catalán en la franela de Miguel Ángel Perera, quien cerró su actuación en el quinto con unas lentas y suaves bernardinas, un muletazo de adorno inventado por el matador catalán Joaquín Bernardó. El pacense tuvo momentos buenos en una larguísima faena, en la que escuchó un aviso antes de entrar a matar. Hubo de todo en sus dos débiles toros, derechazos con gusto, naturales profundos y también pases vulgares.

Perera tuvo la cualidad de saber cuidar a sus enemigos, pues llegaron a la muleta con las fuerzas muy justas. Triste cualidad para la fiesta, pero que permitió series interesantes. Cuando ya los metió en la muleta, impuso su repertorio de cercanías; el segundo se le paró entonces, error, y el quinto aguantó con excelsa nobleza los circulares del pacense.

La novedad del cartel era Rubén Pinar, el sustituto de Cayetano. El albaceteño se justificó con un arrimón final. Quiso, pero su labor no dijo nada a los tendidos y tan pronto terminó sus trasteos todo quedó en el olvido.

Rubén Pinar se adorna en su primer toro durante el tercio de varas, ayer en San SebastiánJESÚS URIARTE

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