"Este día ha sido todo un honor"

Pasados los primeros minutos de nervios, la directora del Museo de Bellas Artes de Álava, Sara González de Aspuru, resolvió el pasado lunes su pregón-espectáculo de La Blanca con la profesionalidad de quien se ha pasado toda la vida sobre el escenario y no entre el silencio del estudio de obras de arte, como es su caso.

Pregunta. ¿Qué tal, en el día después?

Respuesta. Irrepetible, con muchísimos nervios. Después del primer momento de tensión, terrible, luego todo fue muy rodado, con el respaldo del equipo que me acompañaba, la Academia del Folklore, la Banda Munici...

Pasados los primeros minutos de nervios, la directora del Museo de Bellas Artes de Álava, Sara González de Aspuru, resolvió el pasado lunes su pregón-espectáculo de La Blanca con la profesionalidad de quien se ha pasado toda la vida sobre el escenario y no entre el silencio del estudio de obras de arte, como es su caso.

Pregunta. ¿Qué tal, en el día después?

Respuesta. Irrepetible, con muchísimos nervios. Después del primer momento de tensión, terrible, luego todo fue muy rodado, con el respaldo del equipo que me acompañaba, la Academia del Folklore, la Banda Municipal y los de Sonora Estudios. Para mí, este día ha sido todo un honor, como un sello que forma parte de mi biografía.

P. Sus predecesores en este nuevo modelo de pregón, la directora de orquesta Inma Shara o el mago Patxi Viribay, ya se hallaban acostumbrados a actuar delante del público.

R. Y en cierto modo, yo también, pero en recintos más íntimos. La sensación de presentarse a cielo abierto, ante centenares de personas, me inquietaba, no cabe duda. Aunque luego con las luces no veía más allá de cinco metros, con lo que al final he disfrutado de una intimidad parecida a la de un topo [risas].

P. ¿Qué tiene que ver un museo como el que usted dirige con unas fiestas populares?

R. Más de lo que parece. Aunque por su nacimiento a partir del coleccionismo de una minoría burguesa y aristocrática, desprenden cierta imagen elitista, desde hace años se trabaja para que estos espacios se acerquen al gran público. En este sentido trabajamos desde el aspecto lúdico, que la gente disfrute de los museos de una manera natural, más allá de lo puramente doctoral.

P. ¿Con el pregón del lunes, el Museo de Bellas Artes multiplicará sus visitantes entre los vitorianos?

R. Creo que sí, aunque no sé cuánto durará el interés. Puedo confirmar que, después del pregón [que estuvo acompañado de una proyección de una selección de las obras más destacadas de la colección de la pinacoteca] mucha gente se me acercó a felicitarme y mostraba su asombro por la calidad de nuestros fondos y me confesaron que iban a ir a visitar el museo.

P. Su hijo de 18 años se incorpora este año a la cuadrilla de blusas Bereziak. ¿Usted cómo lo lleva?

R. Me parece algo natural, yo también lo he hecho y creo que es el mejor momento para participar de ese modo en La Blanca, porque hay que estar de verdad en forma para aguantar todos los días de fiestas.

P. ¿Qué ha cambiado en estos años?

R. Los blusas se han consolidado como el motor festivo de estos días, eso está claro. Sobre todo, porque han asumido la organización de un programa de actos que animan la ciudad durante todo el día, más allá del tradicional paseíllo. Son jóvenes, en ese sentido, más concienciados con la animación de toda la ciudad. Ahí están los actos del Celedón Txiki, el día dedicado a los blusas veteranos y también las diferentes actividades gastronómicas.

P. ¿Aguanta toda La Blanca o es de las que abandona a mitad de las fiestas?

R. He de reconocerlo. Mi marido y yo nos marchamos en los últimos días. Hay que dejar al hijo que disfrute.