Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Final en el Bernabéu

Duelo de gigantes inesperados

Bayern e Inter, dos equipos muy personalistas, luchan por recuperar viejos laureles

Los taxistas aparcados en la plaza de Lima, frente al Bernabéu, observaban ayer las calles inusualmente desahogadas para un viernes. Comentaban que la crisis hizo desaparecer las prolongadas riadas de empleados marchando al metro y los embotellamientos ya no son lo que eran. Ni siquiera vieron muchos clientes entre los hinchas del Bayern y el Inter, los equipos que esta noche juegan una inesperada final de la Liga de Campeones en un ambiente de anticlímax. Como si el duelo de Madrid no fuese la culminación festiva de la temporada sino el último papeleo antes del Mundial.

El Inter, doble...

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Los taxistas aparcados en la plaza de Lima, frente al Bernabéu, observaban ayer las calles inusualmente desahogadas para un viernes. Comentaban que la crisis hizo desaparecer las prolongadas riadas de empleados marchando al metro y los embotellamientos ya no son lo que eran. Ni siquiera vieron muchos clientes entre los hinchas del Bayern y el Inter, los equipos que esta noche juegan una inesperada final de la Liga de Campeones en un ambiente de anticlímax. Como si el duelo de Madrid no fuese la culminación festiva de la temporada sino el último papeleo antes del Mundial.

El Inter, doble campeón de Europa (1964 y 1965), ha esperado 38 años para situarse en una final de la Copa de Europa. El Bayern (campeón en 1974, 1975, 1976 y 2001), regresa a la gran escena después de un ciclo de regeneración que ha durado nueve años, desde que ganara aquella final contra el Valencia. El partido tiene miga porque mide a dos equipos poderosos, representantes de clubes con una gran historia. Sin embargo, el protagonismo desproporcionado que han concentrado los entrenadores ha terminado por distorsionar el espectáculo. El compromiso de Mourinho, alias Mou, con el Inter no le ha reprimido y no ha dejado de amplificar sus mensajes de aproximación al Madrid mientras desde el club anfitrión se asegura que, desde hace días, escuchan al portugués para hacer los fichajes para la próxima campaña, y que incluso ha llegado a sugerir que contraten a alguno de los jugadores del Inter.

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Ayer Van Gaal echó unas risas a costa de su ex ayudante. "Cuando me llamó el Barcelona en 1997", comenzó el holandés, "me reuní con Núñez , Bobby Robson y José Mourinho [el ayudante de Robson] y me dijeron que yo iba a ser el entrenador. Fue una gran sorpresa. En principio me ocuparía de la cantera pero ahí me dieron la primicia de que en realidad entrenaría al primer equipo... Mourinho, que tampoco lo debía saber, estaba enfadadísimo. Furioso. ¡Gritaba! Ya entonces era The special one. Por eso lo contraté. Esa era mi filosofía".

Van Gaal empleó el genio de Robben para convertir al Bayern en un equipo optimista. A su alrededor gravitan futbolistas que mejoran con el juego colectivo: el impredecible Müller, el goleador Olic, y Schweinsteiger, establecido como volante central después de años de indefinición.

Al margen de su faceta dramática, en el Inter Mourinho ha hecho algo que está al alcance de pocos entrenadores. Frente a la ortodoxia de Van Gaal, el portugués ha logrado hacer del Inter un cuerpo que improvisa, inteligente, ágil y eficaz. El equipo italiano maneja más registros que nadie. Le sobra oficio en todas las líneas. Julio César, Samuel y Lucio, Maicon y Javier Zanetti, Cambiasso, Sneijder y Eto'o, cada uno representa algo importante en el fútbol. Todos acumulan trayectorias de experiencia y no han tardado en compenetrarse a fondo lo mismo para defenderse que para dominar desde la administración del balón. Diego Milito, uno de los mejores nueves en la actualidad, remata la obra con una capacidad poco común para resolver problemas en el área contraria. El Bernabéu espera devolver los viejos laureles al campeón.

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