Barajas deja de ser un hotel improvisado

La apertura de aeropuertos europeos alivia la situación de los viajeros

Con el retorno paulatino de la normalidad a los cielos europeos, algunos de los aviones que estaban aparcados en el aeropuerto de Barajas volvieron a volar. También hubo más autocares hacia ciudades europeas y los hoteles, último refugio de muchos viajeros varados en Madrid, empezaron a vaciarse.

Barajas dejó de ser el hogar, obligado, de muchos viajeros. Ese fue el caso de un grupo de cinco marineros filipinos que no pudieron salir de Madrid a Londres el sábado y durmieron desde ese día sobre "el suelo frío" de un rincón de la terminal 4, esperando que su aerolínea, British Airways, le...

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Con el retorno paulatino de la normalidad a los cielos europeos, algunos de los aviones que estaban aparcados en el aeropuerto de Barajas volvieron a volar. También hubo más autocares hacia ciudades europeas y los hoteles, último refugio de muchos viajeros varados en Madrid, empezaron a vaciarse.

Barajas dejó de ser el hogar, obligado, de muchos viajeros. Ese fue el caso de un grupo de cinco marineros filipinos que no pudieron salir de Madrid a Londres el sábado y durmieron desde ese día sobre "el suelo frío" de un rincón de la terminal 4, esperando que su aerolínea, British Airways, les asignara otro al aeropuerto londinense de Heathrow, su primera escala hacia Manila. Aseguran que no encontraron hospedaje adecuado. Los marineros llegaron de Tenerife tras cumplir un contrato de nueve meses a bordo de un barco que transportaba gas. Después de tres días sin ducharse, durmiendo sobre su ropa y alimentándose de hamburguesas, ayer consiguieron un vuelo a Bruselas. "Fue muy difícil estar aquí. Para no aburrirnos íbamos a Sol a caminar y uno de nosotros se quedaba vigilando las maletas", cuenta Danilo.

Un grupo de filipinos llevaba desde el sábado durmiendo en la T-4
Una pasajera no pudo comer ayer porque se quedó sin dinero

Para otros, la estancia en Barajas comenzaba a ser una agonía. Ana Anchundia, ecuatoriana que vive desde hace cinco años en Colonia (Alemania), regresaba de una estancia de cinco meses con sus hijas en Guayaquil cuando se le atravesó la ceniza. Se quedó atrapada en Barajas sin dinero para buscar alojamiento. Durmió desde el sábado allí y ayer no comió en todo el día porque ya no tenía recursos. Anchundia consiguió un billete para Düsseldorf y, ya relajada, explicaba su difícil situación. "No tengo un euro. He hecho filas diarias de cinco horas por un vuelo. Estaba desesperada", reconoce.

Otros que pudieron regresar a su hogar fueron Alain Marseau y otros siete franceses que venían de descansar dos semanas en La Habana y encontraron en Madrid su vuelo a París cancelado. Tenían dinero para dormir en un hotel, pero prefirieron pernoctar de lunes a martes en la terminal para estar pendientes de la apertura de vuelos. "Si no, nos hubiera ganado la ansiedad", dice Marseau mientras muestra su billete.

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Sin embargo, a pesar de la apertura del espacio aéreo entre algunas ciudades europeas y Madrid, los datos de cancelaciones en Barajas siguen siendo importantes. A las siete de la tarde de ayer, el aeropuerto informaba de que se habían suspendido 238 vuelos de los 1.328 programados para la jornada. Muchas compañías siguen optando por ofrecer autobuses. Ayer partieron otros 50 autocares completos hacia distintos destinos. La mayoría de Iberia (que ha puesto 115 autobuses en dos días). Algunas aerolíneas también han programado vuelos especiales para compensar los que no han partido esta semana.

La nube volcánica ha dejado tras de sí otro daño colateral: los hoteles. Pese a la repentina subida de la ocupación por parte de los pasajeros que no han podido salir, las cancelaciones de huéspedes que no han llegado a la capital tampoco han sido despreciables. Una situación agridulce que algunos en el sector, como el presidente de la Asociación de Hosteleros de Madrid, Jesús Gatell, consideran negativa.

"Ahora hay un lleno artificial que en los próximos días va a producir un vacío absoluto. Una especie de efecto succión: todos los clientes que se están alojando en los hoteles estos días van encontrando alternativas para salir, y, sin embargo, los que pretendían venir a Madrid no lo van a hacer porque están esperando a que el tráfico de aviones se normalice", explica Gatell. Según las estimaciones del empresario, "la situación hace prever una bajada del 20% al 25% de la ocupación hotelera durante el mes de abril". "El turismo vive de la normalidad, la seguridad y la eficacia del transporte. No de situaciones de inseguridad como la que vivimos ahora", concluye, pesimista, el presidente de los hosteleros.

En cambio, otros hoteles prefieren mirar el lado positivo y ven el incremento de huéspedes como algo esperanzador. "Es cierto que hemos tenido 80 cancelaciones", reconoce la gestora de ingresos del hotel de cuatro estrellas NH Eurobuilding, Ana Molinos. "Pero por el colapso del tráfico aéreo hemos tenido 200 ingresos más de los previstos".

Los hoteles más cercanos al aeropuerto han vivido en primera línea de batalla la situación de los viajeros. María Luisa Fernando, portavoz del Barajas Plaza, a un kilómetro del aeropuerto, habla de un 100% en la ocupación de sus 30 habitaciones, y afirma que el número de viajeros que solicitan plaza supera con creces el de las cancelaciones, "que por el momento son unas 15 en los últimos cinco días", añade.

Un grupo de marineros filipinos, que lleva tres días en Barajas, a la espera de vuelo.SAMUEL SÁNCHEZ

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