Bruselas abre la puerta al ingreso de Islandia en 2012
La Comisión Europea recomendó ayer la apertura de negociaciones con vistas al ingreso de Islandia en la Unión. El pequeño país nórdico, que comparte ya alrededor del 75% del acervo comunitario, podría entrar en el club comunitario en 2012, al mismo tiempo que Croacia. Pero antes deberá salvar un importante obstáculo.
El próximo 6 de marzo, los islandeses deciden en referéndum sobre un plan de reembolso de los 3.800 millones de euros volatilizados de ahorradores de Reino Unido e Irlanda en la crisis financiera de 2008. Un rechazo del plan conllevaría el veto de Londres y Amsterdam.
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La Comisión Europea recomendó ayer la apertura de negociaciones con vistas al ingreso de Islandia en la Unión. El pequeño país nórdico, que comparte ya alrededor del 75% del acervo comunitario, podría entrar en el club comunitario en 2012, al mismo tiempo que Croacia. Pero antes deberá salvar un importante obstáculo.
El próximo 6 de marzo, los islandeses deciden en referéndum sobre un plan de reembolso de los 3.800 millones de euros volatilizados de ahorradores de Reino Unido e Irlanda en la crisis financiera de 2008. Un rechazo del plan conllevaría el veto de Londres y Amsterdam.
La propuesta de ir adelante con la solicitud de ingreso de Islandia fue presentada por el nuevo comisario de Ampliación, el checo Stefan Füle. "Así se ve que la ampliación de la UE no es sólo hacia el Sur y el Este, sino que también hay una dimensión hacia el Norte y el Oeste", dijo. Según el comisario, con la integración islandesa, la Unión Europea ganará en tamaño y en fuerza. Füle también valoró la penetración estratégica de la Unión en las aguas del Ártico.
El comisario prefirió no pronunciarse sobre las instintivas tendencias euroescépticas de los islandeses, divididos sobre la necesidad de integrarse en la Unión y resignados parcialmente a la idea como consecuencia de la devastadora crisis financiera. Islandia tiene 320.000 habitantes, un déficit del 14,4% y un endeudamiento del 130% del PIB, cifras muy por encima de los límites que la UE reclama a sus socios.