Cartas al director

Qué miedo me dan, señorías

Todo empezó con una minifalda. Fue el día en que un juez de infausto recuerdo, absolvió del delito de violación (demostrada) al culpable, basando su sentencia en el "impecable" argumento jurídico de que la mujer llevaba minifalda y, por lo tanto, según parece, puede ser violada sin que el agresor sea culpado por ello.

A partir de entonces no dejo de inquietarme ante algunas de sus sentencias: que se rebaje la pena al causante de las gravísimas lesiones que dejan tetrapléjica a la víctima porque no se aprecia alevosía, o que también se rebaje la pena a unos violadores porque retuvieron a...

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Todo empezó con una minifalda. Fue el día en que un juez de infausto recuerdo, absolvió del delito de violación (demostrada) al culpable, basando su sentencia en el "impecable" argumento jurídico de que la mujer llevaba minifalda y, por lo tanto, según parece, puede ser violada sin que el agresor sea culpado por ello.

A partir de entonces no dejo de inquietarme ante algunas de sus sentencias: que se rebaje la pena al causante de las gravísimas lesiones que dejan tetrapléjica a la víctima porque no se aprecia alevosía, o que también se rebaje la pena a unos violadores porque retuvieron a su víctima "solamente" el tiempo necesario para violarla, pero no más.

Puede que sea ajustado a Derecho, pero a mí me hace pensar que les tengo más miedo a ustedes con estas sentencias, que a los propios delincuentes que actúan sin el Código Penal en la mano.

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El 21 de diciembre se publicó una noticia idéntica a otra de octubre

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