Paisajes poéticos de Valverde

El pintor donostiarra expone en Zarautz 48 piezas

El pintor Javier Valverde (San Sebastián, 1956) expone hasta el próximo domingo en la sala Sanz Enea de Zarautz 42 óleos, y cuatro grabados, la mayoría de reciente creación. Las obras reflejan la temática habitual del artista, paisajes naturales con un toque de poesía que parecen expresar su mundo interior.

Las obras expuestas fueron creadas en 2009, salvo los grabados, que el autor creó en el que fue el estudio de su padre, el pintor fallecido Antonio Valverde, en la localidad vasco-francesa de Askain.

Los oleos de Valverde reflejan paisajes de su entorno: Oiartzun, Peñas de Aia...

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El pintor Javier Valverde (San Sebastián, 1956) expone hasta el próximo domingo en la sala Sanz Enea de Zarautz 42 óleos, y cuatro grabados, la mayoría de reciente creación. Las obras reflejan la temática habitual del artista, paisajes naturales con un toque de poesía que parecen expresar su mundo interior.

Las obras expuestas fueron creadas en 2009, salvo los grabados, que el autor creó en el que fue el estudio de su padre, el pintor fallecido Antonio Valverde, en la localidad vasco-francesa de Askain.

Los oleos de Valverde reflejan paisajes de su entorno: Oiartzun, Peñas de Aia, la playa de Hendaya, también de la Ribera Navarra.

Son paisajes que recuerdan a la poética surrealista de otros pintores de su generación, como su hermana Rosa, gracias a quien entró en contacto con grandes artistas como Ramón Zurriaran, Vicente Ameztoy o Andrés Nagel.

"Conocerles fue una suerte, sobre todo cuando empezaba a pintar, a los 20 años. Me abrió mucho la mente", comenta.

En la obra de Valverde resulta recurrente la preocupación y la crítica ante el deterioro del medio ambiente, con alusiones al AVE o a los generadores eólicos instalados en plena naturaleza.

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Y todo ello con una mirada irónica, llena de humor, como la que refleja en una de las escasas obras en las que aparece una persona, un hombre tocado con una txapela. "El vasco con cabeza cuadrada soy yo, en ese cuadro riendo de mí mismo", explica sonriendo.

Un frontón que se confunde con la tierra, una muela en el interior de la montaña, paisajes dibujados al revés, como si estuvieran reflejados en un espejo, son algunos de los elementos que se pueden apreciar en sus cuadros. Unas piezas a las que no pone título y que dibuja de forma espontanea, sin reflexionar en la temática, pero sí en la técnica que utiliza para desarrollarlos.

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