Reportaje:

A salvo la cima del Barroco madrileño

Culminan ocho años de rehabilitaciones en San Ginés, el céntrico templo de Arenal

Hasta 20 grandes pinturas de la época del Barroco español y europeo han sido añadidas a los ajuares de la Real Parroquia de San Ginés, del siglo XVII, una de las más conocidas de Madrid, célebre además por atesorar grandes riquezas artístico-patrimoniales. La noticia fue conocida el 15 de diciembre, fecha en la que su restauración integral fue presentada públicamente tras ocho años de trabajos de rehabilitación, enlucido y limpieza de fachadas, torre e interiores, pinturas y esculturas incluidas.

Asimismo, ve la luz una Guía del Patrimonio Cultural sobre las riquezas artísticas que el t...

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Hasta 20 grandes pinturas de la época del Barroco español y europeo han sido añadidas a los ajuares de la Real Parroquia de San Ginés, del siglo XVII, una de las más conocidas de Madrid, célebre además por atesorar grandes riquezas artístico-patrimoniales. La noticia fue conocida el 15 de diciembre, fecha en la que su restauración integral fue presentada públicamente tras ocho años de trabajos de rehabilitación, enlucido y limpieza de fachadas, torre e interiores, pinturas y esculturas incluidas.

Asimismo, ve la luz una Guía del Patrimonio Cultural sobre las riquezas artísticas que el templo contiene, entre las que figuran lienzos de El Greco, Lucas Jordán, Alonso Cano, Francisco de Ricci, Nichola Fumo y Michael Coxcie o escultores como Juan Pascual de Mena y los italianos Michelangelo Naccerino, Leone y Pompeo Leoni. La guía ha sido elaborada por el historiador del Arte José María Quesada y por el párroco, José Luis Montes, vicario episcopal para el Patrimonio Histórico-artístico de la Iglesia.

Hasta veinte valiosas pinturas se incorporan a sus ricos ajuares
El campanario, sus ornamentos y capillas han sido rehabilitados

En sucesivas intervenciones se ha completado la restauración de la torre del campanario, sobre la calle de Bordadores, cuya cruz, chapitel y aristas sirvieron durante años como pararrayos; se ha acometido la rehabilitación del órgano barroco, con 2.170 tubos; buena parte del centenar largo de obras pictóricas y esculturas que decoran el recinto han sido restauradas, limpiadas o enlucidas, así como varias de sus capillas, sobre todo, la del Santo Cristo, cumbre singular del Barroco español, a decir del arquitecto e historiador José Félix de Vicente, sacerdote de esta iglesia, cuyo juicio cuenta con el aval de otros especialistas.

Esta capilla permanece exenta del cuerpo central de la iglesia, en cuya traza influyó el madrileño fray Lorenzo de San Nicolás, inventor de la bóveda encamonada. De raíces altomedievales, el templo fue erigido en 1645 por Sebastián Herrera Barnuevo, en colaboración con el ornamentador Bartolomé Zúmbigo y el alarife Juan Ruiz. Tiene cúpula con linterna y paramentos con mármoles grises de Cuenca y rojos de San Pablo, así como decoraciones de bronce dorado y maderas nobles. Se asemeja mucho al Panteón de Reyes del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en cuya construcción trabajaron algunos de sus operarios. El rey Felipe IV impulsó la importancia de este templo y señaladamente de esta capilla, consagrada a la advocación a la Inmaculada Concepción casi tres siglos antes de que su dogma fuera decretado por el Papa.

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Las nuevas adquisiciones pictóricas, entre las que figura un Salvador fechado en 1655 y surgido del pincel de Antonio de Pereda (1611-1678) y un Buen Pastor con dos niños pastores del pintor flamenco Gerard Seghers, proceden de conventos religiosos o bien de legados familiares de personas sepultadas en los subterráneos de la iglesia. En la puesta al día del templo madrileño, situado a un latido de la Puerta del Sol sobre la calle del Arenal, han participado el Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno regional y la Fundación Ramón Areces, cuyo titular, fallecido en el año 1989, yace sepultado en una de las dos criptas de la iglesia.

En ellas, desde el siglo XVII hasta nuestros días, fue enterrado el músico fray Tomás de Victoria, así como centenares de vecinos de la parroquia, cortesanos, diplomáticos, clérigos, próceres, incluso toreros como Pepe Hillo y hasta 40 grandes de España. Igualmente, en San Ginés fueron bautizados personajes como Francisco de Quevedo, en 1580; en su lar casó Lope de Vega con Isabel de Urbina y, dos siglos después, Francisco Javier Goya, hijo del pintor. De igual modo, en su sacristía, el artista Mariano Fortuny pintó su célebre obra La vicaría, según explica el párroco José Luis Montes, mientras muestra los tesoros que alberga este recinto religioso, como un bellísimo lienzo de El Greco La expulsión de los mercaderes del templo.

"Los orígenes de este templo madrileño se remontan al siglo XI, durante la acampada en un predio cercano de huestes de Raimundo de Borgoña, que trajeron la advocación de San Ginés de Arlés, martirizado por negarse a aplicar un edicto imperial contra los cristianos", dice el vicario episcopal José Luis Montes.

El templo, en cuya casa parroquial habitó Lope de Vega durante la fase sacerdotal de su vida, alberga cofradías procesionales y marianas de Jaén, Almería, Granada y Cáceres. Bajo el altar de la capilla de la Virgen de los Remedios permaneció expuesto al público durante varios siglos un cocodrilo muerto, traído a Madrid por Alonso de Montalbán, aposentador de los Reyes Católicos. Al regresar desde América a España, Montalbán y su familia fueron agredidos por una camada de caimanes. Uno de ellos, mientras les atacaba, murió fulminantemente, hecho considerado milagroso. Del cocodrilo no quedan ya vestigios.

La parroquia madrileña de San Ginés, del siglo XVIII.CARLOS ROSILLO

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