AL CIERRE

Restitución

Un joven de Manlleu, Alex Solà, se ha inventado un videojuego en plan comecocos que causa furor en la Red. Se llama Felix Bitllet. El videojoc (www.tentacle.cat) y, de momento, ya lleva 39.000 lecturas y posee el récord del que más dinero ha podido pispar del Palau -esquivando a los Mossos y con la ayuda del comodín de la Creu de Sant Jordi- un tal Karles, que lleva 900.000 euros. Menos de lo que él cobraba en un año, pero bueno. Los chistes abundan y esto es buena señal de la salud mental de la población. Aunque, cuando el único recurso es el humor...

Y es que llevamos ta...

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Un joven de Manlleu, Alex Solà, se ha inventado un videojuego en plan comecocos que causa furor en la Red. Se llama Felix Bitllet. El videojoc (www.tentacle.cat) y, de momento, ya lleva 39.000 lecturas y posee el récord del que más dinero ha podido pispar del Palau -esquivando a los Mossos y con la ayuda del comodín de la Creu de Sant Jordi- un tal Karles, que lleva 900.000 euros. Menos de lo que él cobraba en un año, pero bueno. Los chistes abundan y esto es buena señal de la salud mental de la población. Aunque, cuando el único recurso es el humor...

Y es que llevamos tanto tiempo regodeándonos en el fango morado que dejan los millets, que nos hemos quedado como paralizados. Sin capacidad de reacción. Siempre a la espera de lo nuevo fangoso que queda por venir. Y que ha venido, claro. Nos faltan datos, dicen, como si ya no hubiera suficientes. Como si no bastara con todo lo que sabemos, incluso con lo que imaginamos, para reaccionar. Pero, como de momento está pasando como con la crisis, que pese a lo dicho no ha originado más cambio de sistema que la precarización laboral que buscaban desde hace años los que la provocaron, estaría bien que, además de reír, pudiéramos soñar un ratito, aunque fuera con inocente demagogia, con alguna posibilidad de restitución.

Este nombre, por ejemplo, podría darse a las becas que se crearían con el dinero que tan amablemente ha puesto Millet a disposición del juez para compensar tantos años de rapiña. Contando con que ni los mecenas ni las instituciones harán ahora el feo de negarle al Palau lo que antes le daban, la entidad tendrá bastante más dinero que antes para mejorar su funcionamiento y tratar con dignidad a sus coros. Siendo así, parte del dinero que devuelva su anterior amo se destinaría a unas becas muy bien dotadas para que, pongamos durante 10 años, o lo que dé de sí, uno o dos estudiantes, no necesariamente sólo del Orfeó ni sólo de clásica, que estén especialmente dotados para el canto viajen adonde haga falta (aunque sea la Patagonia) para que perfeccionen su técnica vocal en instituciones de prestigio. Mientras durara el dinero, estas "becas restitución" funcionarían como lo que son las becas, una inversión de riesgo. Confiaríamos en que alguno saldría bueno y como todos se comprometerían a dar uno o varios recitales gratuitos en el Palau podríamos comprobarlo. Y restituirnos.

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