Con el himno del PP en el móvil

Casi dos horas encerrado en una sala con los siete ediles no adscritos promotores de la censura dan para mucho. Sirven, por ejemplo, para saber que los que se han quedado sin siglas conservan como sintonía en el móvil el himno del PP.

Junto a ellos, ora sonriente, ora preocupado, mirando tras las cortinas para ver si se dispersaba la protesta, el todavía concejal socialista sin competencias en el Ejecutivo que ayer votó no a la censura, Gerardo Lázaro, debatía con los tránsfugas cómo abandonar la Casa da Cultura. La fórmula acordada puede ser una metáfora de lo que espera al heterodoxo ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Casi dos horas encerrado en una sala con los siete ediles no adscritos promotores de la censura dan para mucho. Sirven, por ejemplo, para saber que los que se han quedado sin siglas conservan como sintonía en el móvil el himno del PP.

Junto a ellos, ora sonriente, ora preocupado, mirando tras las cortinas para ver si se dispersaba la protesta, el todavía concejal socialista sin competencias en el Ejecutivo que ayer votó no a la censura, Gerardo Lázaro, debatía con los tránsfugas cómo abandonar la Casa da Cultura. La fórmula acordada puede ser una metáfora de lo que espera al heterodoxo gobierno de Silleda. La idea de llamar a la Guardia Civil partió del ex portavoz del PP José Fernández Viéitez, Roucho, alcalde del pueblo durante ocho años. El tránsfuga del PSOE Javier Cuiña aprobó la solución que la nueva regidora, Ofelia Rey, ejecutó con una llamada a la Delegación del Gobierno. La entrada de los agentes soliviantó todavía más a la concurrencia. Cuiña pidió entonces una acción "más contundente" de la Guardia Civil. No se produjo. Los ocho ediles bajaron la cabeza y abandonaron el edificio, entre el abucheo de medio millar de vecinos.

Más información
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En