Debate del estado de la región

Debate para empatar

La oposición, con un discurso sin arriesgar, deja escapar a una Aguirre descafeinada

En un debate del estado de la región que debía ser excepcional -por el crítico momento político, con la crisis económica y el paro asfixiando a los ciudadanos, la deuda regional que supera los 12.000 millones de euros y los escándalos del espionaje y la trama Gürtel nublando la gestión del Gobierno de Esperanza Aguirre- los dos portavoces de la oposición, la socialista Maru Menéndez y Gregorio Gordo, de IU, por diferentes motivos, estuvieron ayer reservones. Sin arriesgar en sus argumentos para no dejar flancos por los que ser atacados, con la fija idea de que no perder es como ganar....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En un debate del estado de la región que debía ser excepcional -por el crítico momento político, con la crisis económica y el paro asfixiando a los ciudadanos, la deuda regional que supera los 12.000 millones de euros y los escándalos del espionaje y la trama Gürtel nublando la gestión del Gobierno de Esperanza Aguirre- los dos portavoces de la oposición, la socialista Maru Menéndez y Gregorio Gordo, de IU, por diferentes motivos, estuvieron ayer reservones. Sin arriesgar en sus argumentos para no dejar flancos por los que ser atacados, con la fija idea de que no perder es como ganar.

Pero ayer, no. Era el día de examen de un Gobierno que tenía todo en contra. Y era el momento de lucirse. La presidenta, con un discurso más descafeinado que nunca y un perfil bajo como oradora, salió indemne sólo porque nadie se le tiró a la yugular. Un ejemplo: el caso del espionaje a altos cargos ni siquiera fue citado por Gordo. Aguirre tampoco lo mencionó.

Menéndez trajo un discurso bien armado, pero le falló la oratoria
Más información

La presidenta respondió a las críticas como si estuviera en el Congreso y quien examinara su gestión fuese José Luis Rodríguez Zapatero. Esta táctica, que le sirve para dejar sin argumentos a los socialistas, aleja el debate de los problemas que afectan, y preocupan, a los madrileños.

El segundo día del debate -una sucesión de enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y los portavoces de los grupos- evidenció un cambio de ciclo en la presidenta: ha bajado radicalmente el tono de confrontación con la oposición, PSM e IU, hasta límites melosos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Un veterano dirigente socialista concluía que Aguirre ha debido hacer caso a los nuevos asesores de comunicación, que sostienen que, ante las cámaras de televisión, es mejor el tono mesurado. En cambio, el secretario general del PSM, Tomás Gómez, concluía que había sido el debate más plano de Aguirre porque está de salida. "Se ve que se quiere ir de la presidencia. Que le estorba", razonaba.

Pero entre los populares la tesis es que Aguirre quiere cambiar su imagen beligerante. Una diputada recordaba que la presidenta ya este verano ha tenido un perfil bajo, sin apenas apariciones públicas, lo que puede interpretarse, incluso en clave interna del partido, como que quiere dejar de ser la líder guerrera que la enfrentó a Mariano Rajoy. Otra tesis compatible con esta última es que, a dos años de las elecciones, es hora de cambiar de actitud para figurar como una candidata juiciosa y moderada. Sobre todo en un año crítico para ella, con la economía desbandada y las acusaciones de corrupción y espionaje.

No puede decirse lo mismo del portavoz popular, David Pérez, que ejerció el papel de duro, aunque en su discurso quedó claro que a él lo que le gustaría es estar en el Congreso, para arremeter contra el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Poco después de las diez de la mañana arrancaba la sesión Gregorio Gordo, coordinador general de IU, que ocupó el lugar de la portavoz, Inés Sabanés, y dejó epatadas a las filas populares, que se sonreían, al saludar a los invitados de la tribuna con el tratamiento de "compañero".

Era su primer debate del estado de la región como portavoz del grupo y se notó que a él le bastaba con no meter la pata. Su discurso fue correcto, pero sin alharacas. Y su postura, equidistante. No quería casarse con nadie y acusó a los otros dos grupos de "utilizar la Asamblea de Madrid para su particular batalla electoral de gobierno-oposición en temas políticos secundarios e incluso irrelevantes". Su mejor momento fue cuando propuso un pacto contra la corrupción, rechazó las competiciones para ver "quién tiene más supuestos indeseables en sus filas" y pidió una ley menos permisiva.

La respuesta de la presidenta a Gordo fue quizás la peor intervención de Aguirre de toda la mañana. Estuvo dispersa, sin los datos delante, como acostumbra, y se enredó al intentar acusar a IU de trasnochada. "Digan si quieren nacionalizar los servicios públicos", espetó. Pero Gordo, en la réplica, fue rápido y recalcó que ya son públicos. "Salvo que usted diga que lo va a privatizar todo", remachó.

La socialista Maru Menéndez traía un discurso que estaba bien armado y cuajado de propuestas -varios pactos de gobierno sobre los que Gómez insistirá el lunes en su reunión con la presidenta-, pero le falló la voz, la oratoria y no saber aprovecharse de los puntos débiles de Aguirre. La única pregunta sobre el caso Gürtel la hizo al final de su réplica y ni siquiera reprochó a la presidenta -aunque lo haya hecho en otras sesiones- que cerrara la comisión de los espías dando un portazo. El debate económico lo tenía perdido al tolerar a Aguirre que le sacara los colores por la actuación del Gobierno de Zapatero. "Mi intervención no caerá en la tentación, que es grande, de sacar rédito político de sus desmanes, de sus escándalos, de sus despropósitos de Gobierno, ni tampoco perseguirá ejercer como estandarte en la defensa de las importantes políticas del Gobierno de Zapatero", anunció al comenzar su turno. Lástima, porque cuando tenía todas las papeletas para ganar el debate, Menéndez se arrugó y no supo machacar a su adversaria. Y Aguirre se salvó.

Granados (izquierda) y González muestran un diario con el análisis de Almunia sobre la crisis.ULY MARTÍN
Esperanza Aguirre entra en el hemiciclo entre las risas de sus diputados. A la derecha, el ex consejero Alberto López Viejo, imputado en el caso Gürtel.ULY MARTÍN

Esperanza Aguirre (PP)

- "Hay una coincidencia entre los momentos problemáticos de su Gobierno [Zapatero] y la aparición de escándalos en los medios que dejan chiquitos a los otros".

- "No voy a defender a quien cometa una ilegalidad, pero voy a defender la presunción de inocencia".

- "No miento. Almunia ha dicho que España saldría la última de la recesión. Lo dicen todos los periódicos. Yo los leo todos. A lo mejor a partir de hoy usted deja de leer uno".

Maru Menéndez (PSM)

- "Su actitud populista y cínica, su manera de hacer política espectáculo, banal y frívola, cada día se parece menos a la de otros líderes de la derecha europea".

- "Usted se conforma con dos cosas: decir que estamos mejor que los demás y nadar en la autocomplacencia, o echar la culpa a Zapatero en lugar de aportar soluciones".

- "Parece que está orgullosa de los datos del paro en nuestra Comunidad".

Gregorio Gordo (IU)

- "No creemos que la corrupción y la idiotez sean patrimonio exclusivo de la derecha ni de la izquierda".

- "Los dos grandes grupos han utilizado la Asamblea para su particular batalla electoral en temas políticos secundarios e incluso irrelevantes".

- "[Aguirre] Ha empleado sólo 27 segundos para hablar de los más de 450.000 parados de la región y ni un segundo a los que carecen de ingresos".

David Pérez (PP)

- "¿Cómo tienen la desfachatez de pontificar sobre el empleo el partido destructor del empleo? El PSOE ha enviado a cinco millones de personas al paro".

- "Es mucho más fácil levantar el puño que levantar la economía, y ustedes el puño lo levantan muy fácilmente, pero la economía la tienen hundida".

- "No es la primera vez que España se ha encontrado con crisis y con Gobiernos tan equivocados, y hemos salido adelante".

Sobre la firma

Archivado En