Reportaje:

Movilización a 5 kilómetros por hora

Una lenta tractorada colapsa el tráfico de Compostela durante todo el día

A las tres de la mañana de ayer, Xosé Manuel dejó su tractor aparcado a la entrada de Compostela y se marchó a Sigüeiro para ordeñar a sus vacas porque no había nadie en casa: su compañera estaba en Estrasburgo, manifestándose ante la Eurocámara. A las diez, ya merodeaba por la explanada de Amio, donde 2.000 tractores se preparaban para circular, a 5 kilómetros por hora, por las calles de la capital gallega. "Yo creo que deberíamos ir desde O Cebreiro hasta Santiago y acabar en la plaza del Obradoiro", decía uno al que replicaron con sorna: "Sí, e ir a misa después".

Una multitud de hom...

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A las tres de la mañana de ayer, Xosé Manuel dejó su tractor aparcado a la entrada de Compostela y se marchó a Sigüeiro para ordeñar a sus vacas porque no había nadie en casa: su compañera estaba en Estrasburgo, manifestándose ante la Eurocámara. A las diez, ya merodeaba por la explanada de Amio, donde 2.000 tractores se preparaban para circular, a 5 kilómetros por hora, por las calles de la capital gallega. "Yo creo que deberíamos ir desde O Cebreiro hasta Santiago y acabar en la plaza del Obradoiro", decía uno al que replicaron con sorna: "Sí, e ir a misa después".

Una multitud de hombres y un escasísimo número de mujeres se acercaban a los hipermercados cercanos -los mismos ante los que protestarán hoy- para comprar comida y bebida: la jornada se preveía ya larga y tocaba comer al volante del tractor, aunque algún despistado que pensaba que sería "dar una vuelta rápida y volver" pedía, ya durante la tractorada, parar en algún bar. La fila india de tractores paseó muy lentamente y se paró en varias ocasiones para esperar a los vehículos. El resultado: una marcha larguísima y lenta a la que los peatones superaban en velocidad.

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Los más curiosos se paraban a sacar fotos con el móvil, los vecinos salían a la ventana y algunos coches se animaban a tocar el claxon, que se unían a las bocinas que empezaron a sonar al paso de la marcha por delante del edificio de la Xunta en San Caetano. En las pausas, corrillos de ganaderos comentando, y en el tractor, radio para no aburrirse y hablar con los compañeros.

"Hay que hacer un esfuerzo", decía Sergio. Las 60 vacas de su explotación, en Mesía, quedaron ayer en manos de su padre. No tuvo más ayuda porque él participaba en la tractorada y su madre se encargaba de llevar a varios vecinos hasta Santiago. Le gustaría seguir trabajando en la explotación de sus padres, pero si la cosa sigue así, tendrá que buscar otras salidas. Leche Río les pagó en junio la leche a 21 céntimos.

A última hora, los ganaderos abandonaron sus tractores en la calle para protestar por multas de la Guardia Civil. Pero la ciudad ya estaba "totalmente" colapsada tras ocho horas de protesta.

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