Chamberí se queda sin recinto ferial para su verbena

El canon de 36.000 euros exigido por la Junta Municipal ahuyenta feriantes

Ni coches de choque, ni churros, ni casetas de asociaciones de mujeres o de partidos políticos de oposición. Por primera vez en 80 años, se acabó lo que se daba en Chamberí: no habrá verbena. El debate sobre el estado del céntrico distrito madrileño, 150.000 habitantes, culminó ayer en una bronca con gritos vecinales de "¡dimisión, dimisión!". Su destinataria era Isabel Martínez Cubells, concejal-presidenta de la Junta Municipal, del Partido Popular. Los motivos del escándalo han sido los impedimentos para celebrar a partir del día 16 de julio la verbena anual en el recinto ferial habitual des...

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Ni coches de choque, ni churros, ni casetas de asociaciones de mujeres o de partidos políticos de oposición. Por primera vez en 80 años, se acabó lo que se daba en Chamberí: no habrá verbena. El debate sobre el estado del céntrico distrito madrileño, 150.000 habitantes, culminó ayer en una bronca con gritos vecinales de "¡dimisión, dimisión!". Su destinataria era Isabel Martínez Cubells, concejal-presidenta de la Junta Municipal, del Partido Popular. Los motivos del escándalo han sido los impedimentos para celebrar a partir del día 16 de julio la verbena anual en el recinto ferial habitual desde hace treinta años, sobre la avenida de Pablo Iglesias y la plaza de José Zorrilla.

No se destinó presupuesto municipal para este concepto -sí para otras actividades festivas en otros enclaves-. Y la iniciativa de alquilar el suelo municipal para montar la verbena se dejó al feriante que fuera capaz de asumir un canon de 36.000 euros con IVA, un 150% más caro que el del año pasado. Esta fiesta anual, así, se ha convertido en inviable. Ningún feriante ha concurrido, y la verbena naufraga.

Tras un debate de casi cuatro horas en la sede de la Junta, resultaba imposible averiguar a quién beneficiaba la supresión objetiva de la feria: si era el resultado de un desdén del equipo municipal de Gobierno del PP hacia la sensibilidad vecinal, como denunciaron el PSOE e IU, por tratarse de una celebración de gran arraigo; o si, más bien, había surgido por una conjunción de coincidencias imprevistas, tal cual trató de justificar la concejal-presidenta. Isabel Martínez Cubells asegura haber conseguido que el Área de Obras comience, precisamente ahora, una actuación demandada desde hace años sobre la zona donde se celebra la verbena anual.

En su apoyo acudió la portavoz del Grupo Popular, Carmen Martínez Aguado, refiriéndose al asunto en litigio como "las dichosas fiestas", mención que provocó, primero, estupor entre los vecinos que llenaban el estrecho aforo de la sala de plenos, seguido luego por muestras de cólera. Para arreglarlo, Martínez Aguado añadió que la causa de todo había sido "la ausencia de feriantes", afirmación que causó otra oleada de indignación.

Carmen Sánchez Carazo, portavoz socialista, criticó con brillantez y dureza las condiciones impuestas a los arrendadores y sentenció: "De paso, se deja a los grupos políticos, a asociaciones vecinales y de mujeres sin casetas donde mostrarse al público".

La bronca sobrevino tras un tedioso debate sobre el estado del distrito en el que la concejal-presidenta recitó una letanía de datos. No hizo la menor concesión a la oposición, PSOE e IU. Sus portavoces, en un distrito de contrastes sociales y económicos que resaltaron, quisieron llevar el debate a una contienda de ideas, sobre el modelo de ciudad y las concepciones sobre lo público que el PP preconiza. "En el filme Opera prima, el actor Óscar Ladoire decía que el máximo amor por una vaca se mostraba comiéndosela", explicó Hugo Martínez Abarca, portavoz de IU: "En Chamberí, el PP demuestra su amor por lo público comiéndoselo todo, como hizo con el campo de golf del Canal [que causó amplio rechazo vecinal] y lo hace ahora con estas fiestas".

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