El secreto inconfesable de Salomé

Tras el paréntesis del idealismo y la sublimación del amor impuesto por la única ópera de Beethoven, Fidelio, las bajas pasiones vuelven a instalarse en el escenario del Liceo de Barcelona en una temporada próxima a su fin pródiga en títulos en los que el poder, la traición y el sexo han sido el motor de los argumentos. En este caso le toca el turno a Salomé, la ópera de Richard Strauss basada en la obra homónima de Oscar Wilde sobre el mito bíblico de la que el Liceo estrena mañana una nueva producción que escénicamente firma el flamenco Guy Joosten y musicalmente, Michael Boder...

Tras el paréntesis del idealismo y la sublimación del amor impuesto por la única ópera de Beethoven, Fidelio, las bajas pasiones vuelven a instalarse en el escenario del Liceo de Barcelona en una temporada próxima a su fin pródiga en títulos en los que el poder, la traición y el sexo han sido el motor de los argumentos. En este caso le toca el turno a Salomé, la ópera de Richard Strauss basada en la obra homónima de Oscar Wilde sobre el mito bíblico de la que el Liceo estrena mañana una nueva producción que escénicamente firma el flamenco Guy Joosten y musicalmente, Michael Boder. Nuevo montaje que señala directamente a Herodes como pederasta.

El tetrarca Herodes Antipas, hijo de Herodes I El Grande, que según la Biblia ordenó la matanza de los inocentes, es señalado por Mateo y Marcos en el libro santo como el responsable de la ejecución de Juan el Bautista a petición de su hijastra Salomé instigada por su madre Herodías. En 1891 Wilde recreó en el poema dramático Salomé el pasaje bíblico convirtiendo a la adolescente hijastra del tetrarca de Galilea en el centro del drama y en instigadora única de la muerte del Bautista. Una obra cargada de sexualidad que escandalizó en su estreno y que en 1905 el compositor Richard Strauss convirtió en ópera.

La famosa Danza de los siete velos, punto álgido de la ópera, suele ser la escena clave alrededor de la que los directores de escena conciben la dramaturgia. La escena habitualmente se resuelve doblando al personaje de Salomé con una bailarina que ejecuta la danza, que según el libreto, que sigue con fidelidad el poema dramático de Oscar Wilde, corresponde a la soprano que interpreta el personaje.

En el nuevo montaje que el Liceo estrena mañana, una coproducción con el Teatro de la Monnaie de Bruselas, donde se presentará en 2013, Guy Joosten también convierte La danza de los siete velos en la escena clave de su dramaturgia. La resuelve de forma original: sustituye la danza por una filmación casera en la que aparece Salomé cuando era pequeña y en la que insinúa que la niña fue objeto de abusos sexuales por parte de Herodes y cuyo comportamiento es consecuencia de ello. Es la propia Salomé la que la exhibe cuando Herodes pide que dance para él descubriendo así el inconfesable secreto que guardaba. Y la vuelta de tuerca de esta original propuesta es que la filmación tiene como protagonista a la propia hija de la soprano sueca Nina Stemme, que interpreta a Salomé, en el que es su debut en el personaje.

El Liceo ofrece desde mañana y hasta el 7 de julio un total de 11 funciones de esta nueva producción de la ópera de Strauss, que se presenta en una puesta en escena ambientada en la actualidad en un país de Oriente Medio, y que cuenta con un doble reparto encabezado por las sopranos Nina Stemme y Erika Sunegårdh, que se alternan en el papel de Salomé; los tenores Robert Brubaker y Gerhard Siegel como Herodes; las sopranos Jane Henschel y Vivian Tierney en el personaje de Herodías, y los barítonos Mark Delavan y Robert Bork en la piel de Juan el Bautista.