Cartas al director

El precio de la gasolina y del gasóleo

Ésa es la cosa. Desde hace varios meses, el precio del petróleo ha ido recuperando algunos dólares y, en consecuencia, dicha subida se ha ido trasladando paulatinamente al producto refinado, es decir, a la gasolina. Pero sólo a la gasolina; el diésel, no, por favor, porque si tiene que ser el revulsivo anticrisis, cómo vamos si no a llenar los depósitos de los audis y los bemeuves y esos grandes vehículos de muchas tracciones que, entre otras cosas, seguirán apabullándome en las carreteras y autovías, ahora con más razón y más cada día que pasa a la vista de la evolución de los p...

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Ésa es la cosa. Desde hace varios meses, el precio del petróleo ha ido recuperando algunos dólares y, en consecuencia, dicha subida se ha ido trasladando paulatinamente al producto refinado, es decir, a la gasolina. Pero sólo a la gasolina; el diésel, no, por favor, porque si tiene que ser el revulsivo anticrisis, cómo vamos si no a llenar los depósitos de los audis y los bemeuves y esos grandes vehículos de muchas tracciones que, entre otras cosas, seguirán apabullándome en las carreteras y autovías, ahora con más razón y más cada día que pasa a la vista de la evolución de los precios. Cada vez que se actualiza el precio de ambos tipos de carburante, se entrega un cheque regalo en cuantía directamente proporcional a su consumo real a los que utilizan vehículo de gasóleo. Mejor para ellos.

Y ahora, a los que tenemos un cochecito de gasolina, tal vez porque no se pudo adquirir algo mejor ni más barato, vengan de nuevo a contarnos cosas sobre la ecología, la contaminación, el cambio climático y la Biblia en verso. No me atrevo a decir si es o no injusto. Es, cuando menos, absolutamente desproporcionado.

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