Supervivencia y derrota

Pueden considerarme un carcamal, pero, si hablamos de música pop, este crítico siente más nostalgia por la época en que un artista equivalía a un discurso y a una identidad (para autoinmolarse simbólicamente sobre el escenario de un macroconcierto jurásico) que pasión por este presente de reinvenciones incesantes y artistas-anteriormente-conocidos-como-lo-que-sea. Últimos testigos, ambicioso programa doble integrado por los documentales Fraga, de José Luis López Linares, y Carrillo, comunista, de Manuel Martín Cuenca, reivindica el con frecuencia menospreciado uso testimon...

Pueden considerarme un carcamal, pero, si hablamos de música pop, este crítico siente más nostalgia por la época en que un artista equivalía a un discurso y a una identidad (para autoinmolarse simbólicamente sobre el escenario de un macroconcierto jurásico) que pasión por este presente de reinvenciones incesantes y artistas-anteriormente-conocidos-como-lo-que-sea. Últimos testigos, ambicioso programa doble integrado por los documentales Fraga, de José Luis López Linares, y Carrillo, comunista, de Manuel Martín Cuenca, reivindica el con frecuencia menospreciado uso testimonial del cine al recoger, de primera mano, la memoria de dos privilegiados motores de nuestra historia reciente y, de paso, dibuja una dicotomía similar a la expuesta más arriba: la que, en la arena política, enfrenta a la supervivencia con la derrota; o, lo que es lo mismo, a la reinvención con la identidad (no necesariamente monolítica).

Los testimonios de Fraga y Carrillo son igualmente valiosos, necesarios y reveladores, pero las estrategias para servir cada uno de ellos no pueden ser más distintas. Con iluminación -y mecánica- de interrogatorio, Carrillo, comunista logra erigirse en el intenso y gratificante clímax épico del doblete, mientras que Fraga, pese a la pluralidad de voces que contrapuntean al solista, se queda en el conciso cover de My way que, en el fondo, podría contener el ADN de toda supervivencia política.