Crítica:

Se necesita consejero

Cuando Darryl F. Zanuck, insigne tótem del Hollywood clásico a cargo de la Fox, leyó la primera versión del guión de Eva al desnudo, entre unas cuantas anotaciones al margen, destacó: "¡Esto no hay quien se lo trague!", en referencia a un detalle aparentemente nimio en una de las secuencias de intriga psicológica pergeñadas por Mankiewicz. La época de los todopoderosos capos de la industria ha pasado a mejor vida. La antítesis de aquel sistema, el que ahora se lleva en medio mundo, es el del cine de autor, escrito y dirigido por una misma persona, quizá intocable en el aspecto cr...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuando Darryl F. Zanuck, insigne tótem del Hollywood clásico a cargo de la Fox, leyó la primera versión del guión de Eva al desnudo, entre unas cuantas anotaciones al margen, destacó: "¡Esto no hay quien se lo trague!", en referencia a un detalle aparentemente nimio en una de las secuencias de intriga psicológica pergeñadas por Mankiewicz. La época de los todopoderosos capos de la industria ha pasado a mejor vida. La antítesis de aquel sistema, el que ahora se lleva en medio mundo, es el del cine de autor, escrito y dirigido por una misma persona, quizá intocable en el aspecto creativo, ya lleve 20 películas a sus espaldas o sólo dos. Y, sin embargo, a veces da la impresión de que faltan zanucks capaces de dar toques de atención. Por ejemplo en el cine español. Por ejemplo en una película con tantas posibilidades dramáticas y de entretenimiento como Un buen hombre, segundo (y fallido) largo de Juan Martínez Moreno tras la tan desaliñada como simpática Dos tipos duros (2003).

UN BUEN HOMBRE

Dirección: Juan Martínez Moreno. Intérpretes: Tristán Ulloa, Emilio Gutiérrez Caba, Nathalie Poza, Alberto Jiménez.

Género: drama. España, 2009. Duración: 103 minutos.

A pesar de los primeros síntomas del "¡Esto no hay quien se lo trague!" (por ejemplo, el descubrimiento del arma homicida), la primera hora de Un buen hombre se ve con interés. La mezcla de relato criminal, intriga psicológica, retrato social y drama moral de reminiscencias religiosas (muy a la manera de Muerte de un ciclista, salvando las distancias en cuanto a calidad), está descrita con cierta verosimilitud, acrecentada por el buen trabajo de los cuatro protagonistas, comandados por un excelente Tristán Ulloa. Sin embargo, las inquinas éticas siempre parecen mejor descritas que los toques criminales y policiales, que se derrumban a partir de la escena cumbre.

¿Nadie se ha dado cuenta de que la secuencia bajo la lluvia, con el segundo asesinato, es un despropósito de pies a cabeza? ¿Martínez Moreno no tenía cerca consejeros profesionales o amistosos que, como Zanuck, le hubiesen hecho recapacitar sobre el rumbo de su historia?

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En