Cartas al director

Matanza en Alemania

Conmoción, lágrimas, desolación, son los sentimientos que se podían ver en las caras de los amigos y familiares de los chicos asesinados vilmente por un compañero de clase, pero curiosamente no pude ver, porque no la emitieron, ninguna imagen del verdadero culpable: el padre del chico.

El padre de este niño guardaba en su casa armas de fuego y seguramente le produjo una gran satisfacción enseñar a su hijo a manejarlas, con la misma naturalidad con la que muchos de nosotros guardamos libros en una estantería con la esperanza de que nuestros hijos se aficionen a la lectura.

Lo entr...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Conmoción, lágrimas, desolación, son los sentimientos que se podían ver en las caras de los amigos y familiares de los chicos asesinados vilmente por un compañero de clase, pero curiosamente no pude ver, porque no la emitieron, ninguna imagen del verdadero culpable: el padre del chico.

El padre de este niño guardaba en su casa armas de fuego y seguramente le produjo una gran satisfacción enseñar a su hijo a manejarlas, con la misma naturalidad con la que muchos de nosotros guardamos libros en una estantería con la esperanza de que nuestros hijos se aficionen a la lectura.

Lo entrenó para disparar, para hacerlo con precisión y frialdad y, seguramente, aplaudía y premiaba cada acierto de su niño, que se sentía feliz por haber cumplido las expectativas que su padre había depositado en él. La misma felicidad que demuestran nuestros niños cuando les decimos que estamos muy orgullosos de sus buenas notas en clase.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por el contrario, este padre no se alertó por el hecho de que su hijo pasase horas en su habitación frente al ordenador, encerrándose en un mundo cada vez más oscuro. Lo llevó al psicólogo, porque según dijeron en las noticias, estaba en tratamiento psiquiátrico, pero ¿habló con él, lo escuchó, intentó aficionarlo a la lectura o al deporte de igual modo que lo entrenó para manejar las armas? Seguramente para estas tareas tan pesadas y poco reconfortantes no disponía de tiempo. Hoy he decidido seguir coleccionando libros en la estantería de mi salón para dar ejemplo a mis hijos y que el día de mañana ellos también coleccionen libros en vez de armas.

Archivado En