Crítica:

Homenaje a Cassavetes

Erick Zonca no pretende engañar a nadie: estamos ante un homenaje al cine corrosivo, fascinante, aguerrido e hirviente de John Cassavetes, maestro de la independencia americana desde finales de los años cincuenta a principios de los ochenta.

La nueva película del director francés, inactivo desde hace nueve años, podría haberse titulado de cualquier forma, pero su enunciado no admite dudas: Julia (película y personaje) es un tributo a Gloria (Cassavetes, 1980). Las concomitancias entre ambas producciones son innumerables, desde la esencia de su protagonista hasta su espíritu trans...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Erick Zonca no pretende engañar a nadie: estamos ante un homenaje al cine corrosivo, fascinante, aguerrido e hirviente de John Cassavetes, maestro de la independencia americana desde finales de los años cincuenta a principios de los ochenta.

La nueva película del director francés, inactivo desde hace nueve años, podría haberse titulado de cualquier forma, pero su enunciado no admite dudas: Julia (película y personaje) es un tributo a Gloria (Cassavetes, 1980). Las concomitancias entre ambas producciones son innumerables, desde la esencia de su protagonista hasta su espíritu transgresor; desde la presencia de un coprotagonista infantil hasta su mezcla de géneros, entre el cine social y el thriller criminal; desde la poderosa presencia de Gena Rowlands hasta la no menos rebosante personalidad de Tilda Swinton. Y sin embargo no estamos ante un remake; y mucho menos ante un plagio. En eso radica la gran virtud de Zonca, en haber compuesto una película en la que, ocurriendo sucesos muy parecidos, todo parece distinto, en la que Julia (personaje) no es un simple remedo de Gloria para la generación contemporánea del desamparo urbano.

JULIA

Dirección: Erick Zonca.

Intérpretes: Tilda Swinton, Saul Rubinek, Kate del Castillo, Bruno Bichir. Género: drama. Francia, 2008.

Duración: 144 minutos

Más información

Como Gloria, Julia también es una película larga; o mejor, una de esas cintas a las que no pocos achacarán cierta zozobra, cierta reiteración, cierta dispersión. Pero el cine de Cassavetes siempre fue así (y, por tanto, también lo es la pleitesía del director de La vida soñada de los ángeles), tan demoledor como desequilibrado, con secuencias basadas en la experimentación y la improvisación, a las que tal tempo otorgaba desesperación, brío, alma.

Julia comienza en Los Ángeles como el retrato social de una alcohólica acomodada en su halitosis matutina. Acaba en México como un perverso thriller fronterizo. Entre medias, una sobredosis de garra, pasión, crudeza y, por qué no, del cuerpo y el rostro de la inmensa Tilda Swinton. Puede que todo ello venga envasado en cantidades excesivas, pero así son las sobredosis.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En