Análisis:EL ACENTO

Europa también sabe reír

Nada más que un inmenso páramo cubierto de cemento, con una hormigonera roja y blanca en su parte superior. Así es España en la instalación Entropa, que decora el gran atrio del edificio Justus Lipsius, sede del Consejo de Ministros

de los Veintisiete en Bruselas. La obra, concebida por el artista David Cerny, fue encargada por el Gobierno checo

para inaugurar su presidencia en la Unión Europea durante este semestre. Según explicó Alexandr Vondra, viceprimer ministro checo, el encargo se hizo sin ninguna restricción, "como prueba de que en la Europa de hoy no hay sitio par...

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Nada más que un inmenso páramo cubierto de cemento, con una hormigonera roja y blanca en su parte superior. Así es España en la instalación Entropa, que decora el gran atrio del edificio Justus Lipsius, sede del Consejo de Ministros

de los Veintisiete en Bruselas. La obra, concebida por el artista David Cerny, fue encargada por el Gobierno checo

para inaugurar su presidencia en la Unión Europea durante este semestre. Según explicó Alexandr Vondra, viceprimer ministro checo, el encargo se hizo sin ninguna restricción, "como prueba de que en la Europa de hoy no hay sitio para la censura".

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Italia es un campode fútbol; Francia, una pancarta que anuncia "huelga"; Bélgica aparece como una caja de bombones; a Polonia la representan unos sacerdotes que clavan en su territorio la bandera con un arco iris que simboliza el orgullo gay; los Países Bajos están sumergidos bajo el mar y sólo aparecen los minaretes de unas mezquitas; Bulgaria es un inodoro y donde debía estar el Reino Unido simplemente no hay nada. Cerny ha ideado para la República Checa un mapa con un dispositivo electrónico que reproducirá los "sublimes" comentarios que sobre el mundo y la UE pronuncia su presidente, Václav Klaus.

El proyecto del artista checo proponía invitar a artistas de los 27 miembros de la Unión Europea para que mostraran su particular mirada sobre los estereotipos y prejuicios que existen sobre sus respectivos países. David Cerny, que ha participado en la Noche en Blanco de Madrid con una instalación en la que colgaba el cadáver trajeado de Sigmund Freud, confiesa en su página web que finalmente decidió inventarse a esos 27 artistas. Y exime de toda responsabilidad a las autoridades checas por haberse tomado esa libertad para hacer esta sátira políticamente incorrecta. "Queríamos saber si Europa es capaz de reírse de sí misma", explica.

Para su provocadora intervención, Cerny ha tirado de la ironía y el humor que recorren la tradición cultural checa (ahí están Bohumil Hrabal o Jaroslav Seifert, y Kafka, aunque escribiera en alemán) y ha evitado caer en la banalidad cursi o solemne que suele caracterizar estas intervenciones.

El semestre checo se ha abierto así con una saludable carcajada. Bienvenida sea.

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