Cartas al director

Amarilla a Kanouté

Durante el partido de copa entre el Sevilla y el Deportivo, el árbitro sacó una tarjeta amarilla a Kanouté por mostrar una camiseta solidaria con Palestina. Es natural. El reglamento lo prohíbe. Si se permitiera, sería difícil distinguir qué mensajes estarían justificados y cuáles no. Una sociedad democrática sana dispone de mecanismos para abordar este tipo de cuestiones, sin que tengan que incurrir los futbolistas en actos extradeportivos.

Pero ¿estamos en una sociedad democrática sana? No es la primera vez que Israel arrasa Palestina o Líbano. Todo era previsible: lanzamiento de bomb...

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Durante el partido de copa entre el Sevilla y el Deportivo, el árbitro sacó una tarjeta amarilla a Kanouté por mostrar una camiseta solidaria con Palestina. Es natural. El reglamento lo prohíbe. Si se permitiera, sería difícil distinguir qué mensajes estarían justificados y cuáles no. Una sociedad democrática sana dispone de mecanismos para abordar este tipo de cuestiones, sin que tengan que incurrir los futbolistas en actos extradeportivos.

Pero ¿estamos en una sociedad democrática sana? No es la primera vez que Israel arrasa Palestina o Líbano. Todo era previsible: lanzamiento de bombas de fósforo o racimo, bombardeos de escuelas bajo bandera de la ONU, bloqueo de alimentos, energía y medicinas, ataques contra civiles y personal sanitario...

¿Cuál ha sido la reacción del mundo occidental? Estados Unidos apoya incondicionalmente la masacre, lo que hace a la ONU inoperante, y la Unión Europea le deja hacer a Israel. ¿Y aquí? Los políticos han sido cómplices pusilánimes y la mayor parte de los analistas de prensa ha intentando justificar los crímenes con argumentos sonrojantes. Ante una reacción como ésta, de sociedad enferma, es necesario que alguien dé la cara. Gracias, Kanouté. Y tarjeta roja para los demás.

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