Crítica:ARTE | Exposiciones

Los estantes vacíos

En su descubrimiento de un método propio para serializar la literatura, Lewis Carroll entrevió como en un sueño el camino para explorar la realidad, mirarla con un ojo distinto, discernir mil voces en ella y hacerlas hablar. Así, antropomorfizó las matemáticas -"érase una vez una coincidencia que había salido a dar un paseo con un pequeño accidente"-, inventó palabras esotéricas, paradojas, nuevas reglas para viejos juegos. Como James Joyce, Raymond Roussel o Witold Gombrowicz -¿qué significan sus series de animales ahorcados o de boquitas femeninas?-, el autor de Alicia clasific...

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En su descubrimiento de un método propio para serializar la literatura, Lewis Carroll entrevió como en un sueño el camino para explorar la realidad, mirarla con un ojo distinto, discernir mil voces en ella y hacerlas hablar. Así, antropomorfizó las matemáticas -"érase una vez una coincidencia que había salido a dar un paseo con un pequeño accidente"-, inventó palabras esotéricas, paradojas, nuevas reglas para viejos juegos. Como James Joyce, Raymond Roussel o Witold Gombrowicz -¿qué significan sus series de animales ahorcados o de boquitas femeninas?-, el autor de Alicia clasificó la naturaleza para llenar de estantes vacíos el arte. Pero su singularidad estaba en que en cada elemento de aquellas series, significante y significado iban a su aire, desplazados, desemparejados. Sus excesos nacían de sus propios defectos, y viceversa.

Peter Piller

Swiss Landscapes

Galería ProjecteSD

Passatge Mercader, 8, bajos 1. Barcelona

Hasta el 14 de febrero

Nati Bermejo

Look Left / Look Right

Galería Estrany

& De la Mota

Passatge Mercader, 18

Barcelona

Hasta el 15 de febrero

En una línea diferente de la del archivo de Peter Piller, Nati Bermejo indaga en el llamado imaginario colectivo

Imágenes de dos caras, con dos mitades desiguales, impares. El mismo material de trabajo del filólogo y artista alemán Peter Piller (Fritzlar, 1968), autor desemparejado donde los haya, que busca liberar de profundidad los acontecimientos cotidianos para convertirlos en signos vagabundos. Su proyecto de archivo fotográfico se inició hace diez años, con más de 7.000 imágenes clasificadas según cien categorías, que escanea de periódicos y revistas o extrae de otros archivos preexistentes. Los criterios de selección y ordenamiento son siempre diferentes: fotografías de chalets, coches recién lavados, bombas sin explotar o imágenes de prensa que identifican lugares donde pudo haber ocurrido un suceso o una tragedia. Las relaciones entre las imágenes existen por semejanza, por identidad. Pero nada de ello es esencial. Al contrario, lo relevante surge cuando las diferencias pequeñas o grandes prevalecen sobre las semejanzas. En Piller, la constitución de las series está confiada a lo arbitrario, aunque el significante (estereotipos, motivos recurrentes, similitudes) es aparentemente homogéneo. De esta forma, el artista confirma que cada fotografía va acompañada de un manifiesto oculto, aunque dicho "texto" nunca esté donde se le busca. Falta a su lugar, dice Lacan.

En Paisajes suizos, su tercera exposición individual para ProjecteSD, Peter Piller crea un nuevo archivo a partir de la memoria digital del departamento de reclamaciones de la aseguradora suiza Bâloise. De entre medio millón de fotografías tomadas por los peritos de la compañía en lugares siniestrados entre 2001 y 2005, el artista seleccionó finalmente 60 imágenes que agrupó en la serie titulada Nimmt Schaden ("aceptando reclamaciones"). Las diferencias formales de estas vistas suizas son claras. En algunas, el objeto del siniestro es casi imposible de identificar, mientras que en otras salta a la vista. Pero si consideramos cada una de ellas en su singularidad, la imagen revela un mundo propio y hasta exige nuevas relaciones. Las "pequeñas catástrofes cotidianas" puede ser también memorables si son capaces de sugerir nuevas asociaciones, nudos y parentescos. La perpetua alusión al pasado del arte sin romper el espejo.

El pavimento de un cuarto de baño es también el juego de cuadrículas de Sol LeWitt; la fotografía de una ventana evoca los paisajes urbanos de Dan Graham; y un empapelado mal hecho podría contener además la verdad eterna del corte de un Lucio Fontana. Un accidente más una coincidencia. Las matemáticas recreativas de Piller son verdades tan definitivas como un algoritmo. Rescatadas de su realidad -y quizá de su desaparición definitiva en el limbo digital-, hacen de nuestro pensamiento en torno a ellas una afirmación. Si intentamos recrearlas fuera de él no ocurre nada. Son un readymade sin otro resultado que haber trastornado la realidad, por fútil que ésta sea.

En una línea diferente de la del archivo de Piller, Nati Bermejo (Logroño, 1961) indaga en el llamado imaginario colectivo a través de una serie de dibujos de mediano formato en blanco y negro que ilustran algunos de los acontecimientos más importantes que han cicatrizado el siglo XX. Mediante la representación pictórica (los acontecimientos que las envuelven son los conflictos bélicos, los descubrimientos científicos de Madame Curie y John Archibald Wheeler, China, el Tíbet, el despliegue mediático de los Juegos Olímpicos, la crisis financiera en la imagen de la mariposa de Mandelbrot), la artista tensa la información que tenemos de la realidad hasta privarla de vida y de sentido, de manera que lo que al final vemos es un borrón, un flash, un tiempo sin presente con el cual apenas ya no tenemos relación y que sin embargo nos condiciona. No es un punctum. Es algo mucho más tenebroso porque nos inspira la espera de algo que está ocurriendo, o de lo que se va a repetir.

Obra de la serie Nimmt Schaden (2007), de Peter Piller.

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