Cartas al director

Reforma constitucional

Son constantes los llamamientos que, con motivo del 30º aniversario de la Constitución, se han hecho con el fin de abrir un debate que pueda culminar en una reforma. Esa reforma llevaría a replantear no el debate monarquía-república sino el propio modelo de Estado. Quienes lo plantean son mayoritariamente nacionalistas cuyo fin es lograr la ruptura con España: mientras llega pretenden ablandar lo suficiente la propia estructura del Estado central para que cuando llegue el momento de pedir la secesión no quede nada del mismo en el territorio que desea su separación. Yo, sin embargo, creo que el...

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Son constantes los llamamientos que, con motivo del 30º aniversario de la Constitución, se han hecho con el fin de abrir un debate que pueda culminar en una reforma. Esa reforma llevaría a replantear no el debate monarquía-república sino el propio modelo de Estado. Quienes lo plantean son mayoritariamente nacionalistas cuyo fin es lograr la ruptura con España: mientras llega pretenden ablandar lo suficiente la propia estructura del Estado central para que cuando llegue el momento de pedir la secesión no quede nada del mismo en el territorio que desea su separación. Yo, sin embargo, creo que el cambio en el modelo de Estado es necesario, pero no para debilitar las estructuras de nuestro Estado-nación sino para fortalecerlas.

Llevamos 30 años arrastrando un modelo de Estado abierto con un mercadeo constante de competencias y con un Estado despojado de asuntos vitales creando una flagrante situación de privilegios de unos sobre otros. ¿Estado federal? Tal vez, pero al estilo alemán; que ponga fin a esta situación y garantice el marco de amplia descentralización del que disfrutan nuestras autonomías desde un poder central equilibrante y equilibrador y con capacidad para corregir las desigualdades y desmanes que 30 años de un sistema necesario aunque carente de control han traído a nuestro país.

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