Carod y Puigcercós no consiguen coordinar la acción política de ERC

Tras el congreso de Esquerra se multiplicaron los mecanismos de cooperación

El congreso de Esquerra Republicana del pasado junio sirvió para entronizar a Joan Puigcercós en la presidencia y con ello para establecer una directiva monocolor que, en teoría, debería hacer actuar al unísono al partido. Pero no se ha demostrado así en la práctica. Y eso molesta tanto a la dirección como a los partidarios del ex presidente Josep Lluís Carod Rovira, que han adoptado la línea oficial como propia y a los que también perjudican los recientes malentendidos entre ambos sectores. Ejemplos de descordinación son el nombramiento de Apel·les Carod como delegado de la Generalitat en Par...

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El congreso de Esquerra Republicana del pasado junio sirvió para entronizar a Joan Puigcercós en la presidencia y con ello para establecer una directiva monocolor que, en teoría, debería hacer actuar al unísono al partido. Pero no se ha demostrado así en la práctica. Y eso molesta tanto a la dirección como a los partidarios del ex presidente Josep Lluís Carod Rovira, que han adoptado la línea oficial como propia y a los que también perjudican los recientes malentendidos entre ambos sectores. Ejemplos de descordinación son el nombramiento de Apel·les Carod como delegado de la Generalitat en París sin notificación alguna a la dirección de ERC y las maniobras contradictorias entre los diferentes sectores del partido por el veto a los Presupuestos Generales en el Senado.

Sobre este último particular, durante más de dos semanas el senador Carles Bonet, carodista, y el portavoz en el Congreso y secretario general de ERC, Joan Ridao, no han hecho más que contradecirse y restar maniobra política a su partido en la Cámara alta.

Y eso que desde el verano se han multiplicado los mecanismos de coordinación. Por una parte, antes de las reuniones del Gobierno catalán, que empiezan los martes a las diez de la mañana, todos los consejeros de ERC, incluido Josep Lluís Carod Rovira, desayunan con la portavoz Anna Simó y con el presidente del partido, Joan Puigcercós.

A estas convocatorias semanales hay que sumar las comisiones ejecutiva y permanente de Esquerra y las reuniones periódicas entre secretarios generales de la Generalitat. Pero a nivel interno destacan, y mucho, los almuerzos que mantienen cada miércoles Puigcercós y Carod en un restaurante cercano al Parlament. Pero ni así se logra una coordinación satisfactoria. Fuentes cercanas a ambos líderes coinciden en que, más que cordialidad, hay "buen rollo" entre ambos. Los agravios mayoritariamente vienen del bando de Puigcercós, que reprocha a Carod que sea "poco resolutivo" en los choques propios de todo Gobierno de coalición. Cada lunes Carod come con el presidente de la Generalitat, José Montilla, y con el consejero de Interior, Joan Saura, para preparar las reuniones del Gobierno del martes. Algunos consejeros, en privado, lamentan que a menudo es en la misma reunión del Ejecutivo cuando tienen conocimiento de la acción legislativa de los departamentos del PSC e Iniciativa, algo que entienden que Carod debería evitar. Entre los partidarios de Puigcercós molestó especialmente el "poco vigor" que algunos de ellos vieron en Carod para defender un aumento de la partida presupuestaria de acción social, en manos de la republicana Carme Capdevila.

El sector carodista echa en cara a Ridao que sea tan crítico con sus miembros. El último ejemplo fue el episodio de las modificaciones del coche del presidente del Parlament, Ernest Benach, cuando Ridao le reclamó a Benach, amigo íntimo de Carod, "más celeridad" en la reacción.

Combinar sin agitar

El consejero de la Vicepresidencia, Josep Lluís Carod Rovira, se mostró ayer partidario "combinar gesto institucional y gesto civil" -lo que debe ser fruto de un "acuerdo mayoritario", añadió- si el Tribunal Constitucional recorta el Estatuto.

Según indicó el ex presidente de ERC en declaraciones a TV-3, "ahora no se trata de hablar por hablar" sobre una sentencia "interpretativa a la baja" del Estatuto, pero ante esa eventualidad apuesta por una respuesta lo más unitaria posible. Carod se suma así a las tesis del presidente de la Generalitat, José Montilla, y del líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, y se declara en contra de las de Joan Puigcercós, que propone un referéndum.

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