Análisis:EL ACENTO

El ecologista sensato

La moderación ha sido desde siempre una de las marcas del mensaje de José María Aznar. Se presentó como hombre de centro y como tal gobernó España durante dos legislaturas. Como hombre sensato quiso vender de manera sensata lo que consideró una sensata guerra, y se fue a las Azores con Blair y Bush. Luego se desencadenó la catástrofe de Irak: es historia conocida. Ahora, como presidente de la FAES (Fundación para el Análisis y Estudios Sociales), se ha presentado a sí mismo como "ecologista sensato".

Lo hizo ayer durante la presentación de Planeta azul (no verde), un ensayo de 15...

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La moderación ha sido desde siempre una de las marcas del mensaje de José María Aznar. Se presentó como hombre de centro y como tal gobernó España durante dos legislaturas. Como hombre sensato quiso vender de manera sensata lo que consideró una sensata guerra, y se fue a las Azores con Blair y Bush. Luego se desencadenó la catástrofe de Irak: es historia conocida. Ahora, como presidente de la FAES (Fundación para el Análisis y Estudios Sociales), se ha presentado a sí mismo como "ecologista sensato".

Lo hizo ayer durante la presentación de Planeta azul (no verde), un ensayo de 150 páginas del presidente checo (y economista liberal) Václav Klaus en el que se ocupa de denunciar el "alarmismo climático". Considera ahí que todo este barullo que los ecologistas han montado por "la oscilación de unas décimas de grado en las temperaturas medias" no tiene gran fundamento, que responde más bien a que desconfían del hombre y de su libertad para transformar el entorno. Klaus sugiere que los Estados no deben hacer mucho caso de los que andan por ahí machacando con el cambio climático porque el efecto de las medidas que proponen "será, para las economías nacionales, demoledor".

El ecologista sensato, Aznar, aprovechó ayer para subrayar el mensaje de Klaus. Intervino en la presentación del libro, que lo publica en España la fundación que preside, y aprovechó para comparar a los ecologistas con los comunistas o con gente a la que mandaban a la hoguera, y dijo: "Poco tienen que ver con la ciencia buena parte de los apocalípticos climáticos".

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Para decirlo utilizó esa voz, ese tono y ese aire soberbio propios de los ecologistas sensatos. Los que, como Klaus, no ven mayor problema en ese bulo del cambio climático. Los otros, los ecologistas apocalípticos (que en otros tiempos hubieran ardido en las hogueras), son los que denuncian el crecimiento de las emisiones de CO2 (han aumentado un 70% entre 1970 y 2004) que podrían amenazar la supervivencia de nuestro planeta. Hombre moderado, Aznar: creyó en la existencia de armas de destrucción masiva en Irak y no cree en el calentamiento global. Para compensar, seguramente.

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