Columna

Machismo audiovisual

Carmen Morillo es una veterana periodista gaditana curtida en distintos medios que está siendo estos días injustamente atacada por defender la igualdad real de hombres y mujeres. Ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. Ha ganado como guionista algunos premios internacionales. Ha peleado desde las asociaciones profesionales contra la precariedad laboral, especialmente la que sufren jóvenes y mujeres. Tiene experiencia sobrada y sabe de lo que habla.

En la actualidad, Carmen Morillo pertenece al Consejo Audiovisual de Andalucía, autoridad independiente que regula la actividad ...

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Carmen Morillo es una veterana periodista gaditana curtida en distintos medios que está siendo estos días injustamente atacada por defender la igualdad real de hombres y mujeres. Ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. Ha ganado como guionista algunos premios internacionales. Ha peleado desde las asociaciones profesionales contra la precariedad laboral, especialmente la que sufren jóvenes y mujeres. Tiene experiencia sobrada y sabe de lo que habla.

En la actualidad, Carmen Morillo pertenece al Consejo Audiovisual de Andalucía, autoridad independiente que regula la actividad de los medios audiovisuales en la comunidad. En el Consejo, Carmen es responsable de los temas de género. Una de las obligaciones del Consejo es velar para que se cumpla el principio constitucional de igualdad.

En cumplimiento de su responsabilidad, Morillo ha redactado un Estudio sobre género y deporte en televisión, de 80 páginas, sobre la presencia de la mujer, como deportista o como presentadora, en los noticiarios y programas deportivos de la televisión pública y privada.

Los datos son demoledores: por cada minuto dedicado al deporte femenino, se emiten 19 del deporte masculino. La presencia de la mujer en las televisiones públicas andaluzas es aún menor: sólo ocupan el 3,32% del tiempo analizado. Sin embargo, casi la mitad de los récords de España del pasado año fueron conquistados por mujeres: 223 de 504.

Morillo no es ingenua. Sabe que los deportes protagonizados por hombres tienen mayor repercusión en las audiencias. Ella misma señala que las televisiones, públicas o privadas, "tienen que hacer compatibles el objetivo de rentabilidad social con el principio de eficiencia económica".

Pero lo que Morillo pretende es denunciar la enorme brecha existente entre el reflejo televisado de las actividades deportivas de los hombres y las mujeres. Recuerda que las televisiones, en especial la pública, Radio y Televisión de Andalucía (RTVA), tienen la obligación de promocionar "la igualdad de género entre hombres y mujeres".

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Añade otras interesantes reflexiones sobre el papel que la televisión tiene en el fomento del deporte. Los ídolos deportivos son ejemplos para muchos jóvenes que intentan emularlos. El tirón del tenis tras la aparición del fenómeno Nadal es un ejemplo paradigmático. La falta de ídolos deportivos femeninos es, por el contrario, "uno de los escollos que encuentra el fomento de la práctica deportiva femenina", escribe Morillo.

El estudio fue aprobado por el Consejo Audiovisual el pasado día 9, con los votos del PSOE (partido por el que Morilla fue propuesta) e Izquierda Unida. Votaron en contra los consejeros propuestos por PP y PA. Dos de ellos emitieron un voto particular para justificar su rechazo.

Hasta aquí, todo parece correcto. Lo malo es la forma en que los consejeros José María Arenzana (PA) y Carlos del Barco (PP) justifican su oposición. En lugar de argumentos, descalifican el estudio con un lenguaje que rezuma machismo y mal gusto. De entrada, califican a la consejera Morillo como "vestal sacerdotisa de una secta". Se supone que una "secta" feminista. Los tres folios del voto particular están llenos de gracietas trasnochadas: comparan la escasa presencia del deporte femenino con la ausencia de "retransmisiones de aerobic" practicado por "personas obesas" en los gimnasios de Andalucía. O la falta de retransmisiones deportivas de "los licenciados andaluces en Medicina" o "los miembros (miembras) del Ilustre Colegio de Peritos Industriales de Andalucía Oriental".

Tras ese humor rancio, lo que en realidad se oculta es un machismo galopante. Indigno de quienes tienen la obligación de velar por la calidad y el buen gusto de las televisiones públicas andaluzas. Un humor que sólo ha sido aplaudido por la derechona más retrógrada de la comunidad.

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