Reportaje:

El paraguas que llena la nevera

La petición del salario social ha crecido un 33% este año respecto a 2007

"Primero llenar la nevera, luego la ropa para los niños y en tercer lugar las facturas, porque el agua y la luz no te la pueden cortar". Ana enumera las prioridades cuando la asfixia económica de su familia está cerca. Para que el oxígeno llegue en las situaciones límite, las familias cuentan con el salario social, una ayuda que impide que la indigencia se multiplique. Ahora Ana trabaja por horas en labores de limpieza y su marido hace distintas chapuzas. Pero si la crisis sigue sin darles tregua, volverán a pedir los 490 euros mensuales que recibían hace un año.

Los aprietos de las cla...

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"Primero llenar la nevera, luego la ropa para los niños y en tercer lugar las facturas, porque el agua y la luz no te la pueden cortar". Ana enumera las prioridades cuando la asfixia económica de su familia está cerca. Para que el oxígeno llegue en las situaciones límite, las familias cuentan con el salario social, una ayuda que impide que la indigencia se multiplique. Ahora Ana trabaja por horas en labores de limpieza y su marido hace distintas chapuzas. Pero si la crisis sigue sin darles tregua, volverán a pedir los 490 euros mensuales que recibían hace un año.

Los aprietos de las clases más bajas han provocado que las solicitudes para obtener el salario social crecieran durante la primera mitad de año hasta un 33% respecto a 2007. De 10.291 pasaron a 13.601. Sin embargo, en octubre la situación ya se ha nivelado hasta las 20.000 solicitudes, y la Junta espera que a finales de año las peticiones no se disparen y superen por poco las 22.000 peticiones, la media de los últimos años.

Sólo el 17% de las familias con salario social pide la ayuda después de tres años

La mejor noticia es que casi ninguna familia se acomoda en esta ayuda económica, muy escasa tal y como está el tren de vida. Sólo el 17% de las familias repiten, tres años después de acceder al Programa de Solidaridad de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social. "No es caridad. Es un derecho a recibir una ayuda del Estado para mejorar. Puede haber un 10% que se acomode, pero es que hay gente con situaciones familiares muy complicadas", valora Purificación Causapie, directora general de Servicios Sociales e Inclusión.

El 18,2% de la población andaluza vive por debajo del umbral de la pobreza y un 4,5% se encuentra en la pobreza más severa, con ingresos de 2.671 euros al año por persona. Los índices de pobreza en Andalucía no parecen remitir, pese a las vacas gordas que han pastado la última década en la comunidad. "Los índices no decrecen desde hace varios años e incluso van al alza ante la crisis económica", explica Dolores García, secretaria general de la Red contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN). Los colectivos sociales alertan sobre cómo cada vez más gente solicita las ayudas, mientras que las subvenciones de la Junta y entidades privadas sufrirán recortes a partir de 2009. Las beneficiadas son familias muy vulnerables, algunas de ellas desestructuradas, con hijos y de padres con bajo nivel formativo. A menudo, son mujeres solteras o separadas que afrontan dificultades añadidas tras separaciones difíciles.

En el escalón superior de la pirámide social están más de medio millón de familias andaluzas que sólo disponen de un salario y con serias dificultades para llegar a fin de mes. La subida de las cuotas de los préstamos hipotecarios y el aumento de la cesta de la compra provocan estas estrecheces, según el Instituto Andaluz de Estudios Financieros.

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Hace un año, las familias con dificultades eran 439.000. Las razones para que aumente la cifra están claras: el mercado inmobiliario aún está en pleno reajuste para adaptarse a la demanda y mientras, el desempleo continúa su escalada. "Esta situación puede ser catastrófica si las familias con dificultades económicas se enfrentan al fantasma del paro", apunta el coordinador del instituto, Angel Yagüe. Ante el chaparrón de la crisis, todos los paraguas parecen pequeños.

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