Patrimonio rechaza tirar las fincas junto al Palau de la Música

Cultura rechaza el proyecto de hotel de Tusquets y le insta a readecuarlo

La Comisión de Patrimonio de la Generalitat ha acordado rechazar la demolición de la finca modernista del chaflán entre la calle de Sant Pere més Alt y de Amadeu Vives, junto al Palau de la Música. La Comisión ha frenado así el proyecto del arquitecto Óscar Tusquets, que pretendía derribar tres inmuebles de la calle de Sant Pere més Alt manteniendo, sin embargo, la fachada del número 17, la más lejana al célebre edificio de Domènech i Montaner. El promotor del complejo, que comprende un hotel y un aparcamiento, es el propio Palau. La Generalitat, sin embargo, da su beneplácito a cambio de usos...

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La Comisión de Patrimonio de la Generalitat ha acordado rechazar la demolición de la finca modernista del chaflán entre la calle de Sant Pere més Alt y de Amadeu Vives, junto al Palau de la Música. La Comisión ha frenado así el proyecto del arquitecto Óscar Tusquets, que pretendía derribar tres inmuebles de la calle de Sant Pere més Alt manteniendo, sin embargo, la fachada del número 17, la más lejana al célebre edificio de Domènech i Montaner. El promotor del complejo, que comprende un hotel y un aparcamiento, es el propio Palau. La Generalitat, sin embargo, da su beneplácito a cambio de usos de la finca, por lo que la idea del hotel sigue abierta.

ERC, el único grupo municipal que se opone al plan, pide a Hereu que lo pare

Miembros del Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona confirmaron que Patrimonio no ha permitido la descatalogación de la finca y que, por tanto, el arquitecto deberá readecuar su proyecto. El plan consistía en conservar la fachada del número 17, donde ahora estudian alumnos de La Salle, y dibujaba una diagonal hacia Amadeu Vives provocando la desaparición de las otras fincas.

Esquerra Republicana (ERC) fue el único grupo municipal que se opuso hace un año al proyecto impulsado por el Palau. Y ayer, en el pleno, el concejal Ricard Martínez elevó un ruego al equipo de gobierno instándole a que no se derriben los tres edificios. "Están ustedes a tiempo de rectificar si es que Patrimonio no lo ha hecho ya. Y la decisión de Patrimonio es vinculante", deslizó en alusión al grado de protección de los inmuebles catalogados en Ciutat Vella. Más allá de ello, Martínez pidió al Ayuntamiento un esfuerzo para pacificar el tráfico y para no conceder una licencia hotelera en una zona masificada por el turismo. "Una plaza no sale de 36 metros cuadrados", dijo aludiendo al espacio que estaba reservado frente al hotel y que, a su juicio, era para que los autocares descargaran turistas.

"No sufra. Este Ayuntamiento se precia de cumplir la ley. Escucharemos a todas las partes y veremos en qué condiciones se pueden hacer o no las cosas. Estos edificios no se tirarán si el Pleno no lo decide", le contestó Ramón García Bragado, teniente de alcalde de Urbanismo, al concejal republicano sin mencionar el informe de Patrimonio, que aún no ha llegado al Consistorio. "Estamos haciendo un debate público que aún no ha concluido". Bragado se refería al proceso abierto por el distrito de Ciutat Vella para discutir con los vecinos y expertos en patrimonio sobre el impacto del proyecto del Palau. El distrito ha editado unos folletos de grandes dimensiones y en color en los que se detalla el plan desde varias perspectivas: el hotel, las alegaciones, el entorno de la propuesta, el patrimonio, el impacto en La Salle y la modificación del Plan Metropolitano y el proceso de participación.

La información está expuesta en el Centre Cívic Sant Agustí, donde el jueves se celebró un primer debate. Los asistentes constataron dos cosas: su oposición frontal a la pérdida de patrimonio y a un nuevo hotel en un área que soporta una alta presión turística. El distrito asumirá como propias las conclusiones de los debates (se harán tres en octubre) sobre movilidad, patrimonio y proyecto. Pero el hotel va por el cauce administrativo. Los dos procesos paralelos regresarán a la comisión de Gobierno, que decidirá si da vía libre al establecimiento. Pero, de entrada, el Palau deberá retocar profundamente su propuesta.

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Un aspecto de la fachada del Palau y, cubierta con la red, de otra de las que no se derribará.SOL RIVAS

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