Barcelona en fiestas

Magia 'non-stop'

Más de 500 espectadores en el Maratón de ilusionismo del Espai Brossa

Maraton de magia en el Espai Brossa. Cinco magos, en turnos de una hora sobre el escenario. Total, 12 horas. Del mediodía a la medianoche del sábado. Isaak, Magoo, Miki, Joaquín Matas y Hausson no estuvieron solos. El público les acompañó llenando esta cajita teatral del Brossa, perfecta para la magia de cerca y de salón.

Más de 500 espectadores. Los hubo reincidentes, que se apuntaron a dos o tres espectáculos, y más de un aficionado conocido en el ambiente. El mago Miki se llevó la sorpresa, en su turno de las dos de la tarde, uno de los horarios más inhóspitos, de ser recibido por un...

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Maraton de magia en el Espai Brossa. Cinco magos, en turnos de una hora sobre el escenario. Total, 12 horas. Del mediodía a la medianoche del sábado. Isaak, Magoo, Miki, Joaquín Matas y Hausson no estuvieron solos. El público les acompañó llenando esta cajita teatral del Brossa, perfecta para la magia de cerca y de salón.

Más de 500 espectadores. Los hubo reincidentes, que se apuntaron a dos o tres espectáculos, y más de un aficionado conocido en el ambiente. El mago Miki se llevó la sorpresa, en su turno de las dos de la tarde, uno de los horarios más inhóspitos, de ser recibido por un público con muchos niños. Adaptó los trucos y el lenguaje para la ocasión. Precisamente, para este público juvenil, el precio de la entrada, seis euros por sesión, incluía el regalo de un juego, la carta diabólica, con el folleto de Magicus para hacer los primeros aprendizajes de un efecto sencillo. Una misma carta puede ser el as, el tres, el cuatro y el seis de corazones. Algo muy poco complicado para animar al debutante. Muy distinto a los tres años de ensayos que Joaquín Matas ha dedicado a un juego de cubiletes. Y no sé cuántos ha dedicado a manejar una larga cuerda que se trocea y recompone con el público que está ahí, encima del mago (uno de los encantos de la magia de cerca). En los mejores momentos, la magia conduce a la perplejidad.

Al público juvenil le regalaban un juego de manos para debutantes
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Un mago que conoce muy bien el pequeño formato es Isaak. Estuvo hace poco en el Teatreneu y esta semana se instala en el cabaret canalla de la sala Muntaner, donde cada día habrá alguna que otra canallada distinta.

Hausson estaba feliz. Se había inventado este maratón para dar a la magia salón, esa que se hace sin grandes aparatos, otra buena ocasión para estar en un podio teatral. Es una magia demasiado asociada a la BBC, Bodas, Bautizos y, ahora, Convenciones. El éxito de la convocatoria, compitiendo con el abigarrado programa de las fiestas mercedarias, le animará a pensar un maratón más grande para el año que viene. "Hay un claro resurgimiento de la magia", decía. Y no encontraba una explicación clara. "Quizá porque, con tanta tecnología, lo que nos maravilla es lo rudimentario".

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Hausson, precisamente, está haciendo las maletas porque se va a París con su Poemància. Suya y de Joan Brossa. En el teatro Atalante, donde también dará un seminario sobre este arte para gente de teatro. Una de las cosas que convendría que explicara es que se abusa del chiste -de los mismos chistes, además- en el escenario. Y que lo explicara él, que apuesta por una magia elegante, que busca crear una atmósfera

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