El Papa viaja al 'supermercado de la fe'

Lourdes lleva 150 años atrayendo fieles como moderna meca del catolicismo

Un bidoncito de agua milagrosa cuesta entre veinte céntimos y dos euros los cinco litros. Todas las tiendas de Lourdes los venden, pero están vacíos. "Sólo hay que ir a la fuente de la gruta donde Bernadette Soubirus vio a la Virgen y rellenarlas", explica Olga, la dependienta de la tienda Nuestra Señora de las Victorias.

Las calles de Lourdes hervían ayer de peregrinos. De todas las edades y nacionalidades, iban a pie y en sillas de ruedas. Rezaban, consumían, rezaban otra vez. Lourdes es una tienda tras otra, una especie de paseo marítimo trasplantado a la alta montaña. La competencia...

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Un bidoncito de agua milagrosa cuesta entre veinte céntimos y dos euros los cinco litros. Todas las tiendas de Lourdes los venden, pero están vacíos. "Sólo hay que ir a la fuente de la gruta donde Bernadette Soubirus vio a la Virgen y rellenarlas", explica Olga, la dependienta de la tienda Nuestra Señora de las Victorias.

Las calles de Lourdes hervían ayer de peregrinos. De todas las edades y nacionalidades, iban a pie y en sillas de ruedas. Rezaban, consumían, rezaban otra vez. Lourdes es una tienda tras otra, una especie de paseo marítimo trasplantado a la alta montaña. La competencia se nota en los nombres de las tiendas: En la cruz del perdón, San Luis de Francia, Misterios de María...

Los franceses llaman a Lourdes el supermercado de la fe. Los 15.000 habitantes de la ciudad se convierten en 60.000 de mayo a noviembre. Como ha dicho en Le Monde el obispo de la ciudad, Jacques Perrier, "si no fuera por sus enfermos, Lourdes sería la Disneylandia del catolicismo".

La visita del Papa, que ayer condenó una vez más el aborto y la eutanasia y exigió a los obispos franceses que frenen las bodas de divorciados, ha multiplicado las visitas este fin de semana. En la misa matutina se reunieron decenas de miles de personas.

Por las calles se ven familias, personas discapacitadas, enfermos. Había alemanes, italianos, franceses, africanos. Y muchos españoles y latinos. Un grupo de pensionistas ha venido en un autobús fletado por el Opus Dei desde Murcia. No han faltado los infatigables kikos, seguidores del Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello, que se cantaron de madrugada todo el repertorio de su líder, más el Poromponpón. Uno portaba una bandera rojigualda con la leyenda: "Gracias, Dios, por ser católico".

En Lourdes, y más siendo el 150º aniversario de las apariciones, la Virgen es la gran estrella. La gruta es también un lugar mítico porque aquí vino el papa Wojtila en 2004, se arrodilló, se medio cayó, pidió ayuda para levantarse, y luego dijo: "He llegado al final de mi viaje".

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Las visiones decimonónicas de Bernadette convirtieron a esta población pirenaica en la moderna Meca del catolicismo. Con el tiempo, el negocio no ha dejado de prosperar. Hospitales, casas de cura, hospicios, hoteles... Más de 40.000 camas ofrece la localidad. La marca Santuarios de Lourdes inyecta 18 millones de euros al año a la Iglesia francesa. Así y todo, los precios son razonables, puro turismo mariano low cost. Una buena comida de dos platos con vino cuesta 27 euros, y hay dobles en hoteles de cuatro estrellas por 40.

Un grupo de fieles espera la llegada de Benedicto XVI en Lourdes.REUTERS

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