UNA PAREJA EN SU PRIMER VIAJE EN AVIÓN | Catástrofe aérea en Madrid | Las víctimas

Rompieron la hucha para una oferta de última hora

Gabriel y Mari Carmen contrataron una oferta de última hora. Viaje organizado, una semana, Canarias. Estaban tan ilusionados con subirse por primera vez a un avión que rompieron la hucha común y decidieron que éstas serían sus primeras vacaciones fuera de la Península. Gabriel Ortega tenía 21 años y trabajaba en el mantenimiento de aparatos de aire acondicionado. Mari Carmen Rojo, de 22, era esteticista.

La madre de Mari Carmen le dijo una y otra vez a su hija que no contratara ese viaje, que eso era mucho dinero. Poco antes de embarcar, Mari Carmen llamó a su madre, emocionada. Por fin...

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Gabriel y Mari Carmen contrataron una oferta de última hora. Viaje organizado, una semana, Canarias. Estaban tan ilusionados con subirse por primera vez a un avión que rompieron la hucha común y decidieron que éstas serían sus primeras vacaciones fuera de la Península. Gabriel Ortega tenía 21 años y trabajaba en el mantenimiento de aparatos de aire acondicionado. Mari Carmen Rojo, de 22, era esteticista.

La madre de Mari Carmen le dijo una y otra vez a su hija que no contratara ese viaje, que eso era mucho dinero. Poco antes de embarcar, Mari Carmen llamó a su madre, emocionada. Por fin se subía a un avión.

Llevaban tres años juntos. Ella siempre se distinguió en Vallecas por ser una chica muy alegre, vital, espontánea, cuentan Jesús y Charo, primos de su padre. Él estaba en su mejor momento: chico de barrio con coche propio a los 21 años, con una estabilidad económica y pudiendo viajar. En la empresa de aire acondicionado Carrier ya le habían otorgado furgoneta, había dejado de ser ayudante. "Tenía una gran proyección en la empresa, era como un hijo para mí", relata entre lágrimas a la salida del pabellón de Ifema Luis G. Sanchidrián, su jefe directo, el hombre que apostó por él en Carrier.

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Su compañero de colegio Ricardo estuvo con él de vacaciones en Dénia hasta el martes, el día anterior a la tragedia. Recuerda la ilusión de Gabriel cuando se aprestaba a volver a Madrid para coger ese maldito avión. "Siempre estaba dispuesto a ayudar a todo el mundo", cuenta. Su compañero Roberto habló con él a las 11.30 del miércoles. Dice que estaba un poco nervioso por subirse al avión. "Siempre recordaré su sonrisa, nunca estaba de mal humor".

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