Reportaje:

Rusia despide a Solzhenitsin

Putin y Gorbachov desfilan junto a muchos moscovitas por la capilla ardiente

Cientos de rusos, entre ellos Vladímir Putin y Mijaíl Gorbachov, acudieron ayer a la Academia de Ciencias para despedirse de Alexandr Solzhenitsin, el escritor que relató como nadie los horrores de la época estaliniana. Los moscovitas tuvieron que soportar una de las lluvias más torrenciales del año en la capital rusa para poder decir su último adiós al premio Nobel, a quien la Iglesia Ortodoxa ha calificado de "conciencia de Rusia y profeta".

El cuerpo de Solzhenitsin yacía en un féretro abierto en la capilla ardiente instalada en la Academia de Ciencias, flanqueado por una guardia de ...

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Cientos de rusos, entre ellos Vladímir Putin y Mijaíl Gorbachov, acudieron ayer a la Academia de Ciencias para despedirse de Alexandr Solzhenitsin, el escritor que relató como nadie los horrores de la época estaliniana. Los moscovitas tuvieron que soportar una de las lluvias más torrenciales del año en la capital rusa para poder decir su último adiós al premio Nobel, a quien la Iglesia Ortodoxa ha calificado de "conciencia de Rusia y profeta".

El cuerpo de Solzhenitsin yacía en un féretro abierto en la capilla ardiente instalada en la Academia de Ciencias, flanqueado por una guardia de honor. No hubo grandes filas ni esperas, pero hasta las siete de la tarde, cuando las puertas de la Academia se cerraron, desfilaron ante el féretro centenares de personas. Rosas y crisantemos blancos cubrían el cuerpo del escritor hasta la cintura.

El primer ministro Vladímir Putin llegó poco después del mediodía, con un gran ramo de rosas. Tras depositar las flores, se acercó a dar sus condolencias a los familiares del escritor; dio un beso a la viuda, Natalia, con quien permaneció unos minutos hablando. Ayer mismo, Putin recibió al ministro de Educación, Andréi Fúrsenko, y le ordenó "preparar propuestas para conseguir que la obra de Solzhenitsin ocupe un lugar digno en el proceso educativo y de literatura" y sea estudiada más profundamente.

También el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov -que en 1988 calificó a Solzhenitsin de "enemigo convencido e intransigente del régimen" pero que le restituyó la ciudadanía y permitió la publicación de sus obras- estuvo un largo tiempo conversando con la viuda.

El actual presidente, Dmitri Medvédev, -quien en su telegrama de condolencia calificó al Nobel de "uno de los más grandes pensadores, escritores y humanistas del siglo XX-, no estuvo ayer entre los que fueron a despedirse del autor de Archipiélago Gulag. Sin embargo, se espera que asista al entierro que se celebrará hoy en el monasterio Donskói después de la misa que dirá el patriarca Alejo. El mismo escritor quiso ser sepultado en el monasterio Donskói.

Natalia, la viuda, comentó el lunes que Solzhenitsin "quería morir en casa, y murió en casa; quería morir en verano, y murió en verano. Vivió una vida muy difícil, pero muy feliz".

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El primer ministro ruso, Vladímir Putin, deposita un ramo de flores al pie del féretro del escritor Alexandr Solzhenitsin.EFE

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