Reportaje:

¿Quién da más por una retroexcavadora?

La multinacional Ritchie Bros subasta 2.000 máquinas pesadas en Moncofa

Más de 20 millones facturará en dos días la multinacional Ritchie Bros en la subasta que maquinaria industrial que ayer empezó en Moncofa. Retroexcavadoras, grúas, carretillas, tractores, máquinas para lavar a presión o cortadores de hormigón son algunos de los ingenios por los que se pujan decenas de miles de euros, aunque también se adjudican piezas del catálogo por sólo 1.000 euros.

Más de un centenar de empleados, más de 2.000 máquinas y otros tantos compradores, procedentes de hasta 40 países, se concentraron en un solar de 100.000 metros cuadrados, perfectamente ordenados y al más...

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Más de 20 millones facturará en dos días la multinacional Ritchie Bros en la subasta que maquinaria industrial que ayer empezó en Moncofa. Retroexcavadoras, grúas, carretillas, tractores, máquinas para lavar a presión o cortadores de hormigón son algunos de los ingenios por los que se pujan decenas de miles de euros, aunque también se adjudican piezas del catálogo por sólo 1.000 euros.

Más de un centenar de empleados, más de 2.000 máquinas y otros tantos compradores, procedentes de hasta 40 países, se concentraron en un solar de 100.000 metros cuadrados, perfectamente ordenados y al más puro estilo yanqui. La multinacional canadiense, líder de la venta por subasta, ha fijado su base española en Moncofa tras abandonar Sagunto y hasta allí ha desplazado a personal formado para manejar el mecanismo, cantar las pujas, señalar la maquinaria e incluso alentar a los potenciales clientes con un lenguaje gestual de lo más expresivo. La subasta se hace en inglés (con ramalazos de español) y la puja se puede seguir también a través de pantallas. De esta manera, se ofrece un espectáculo en el que se unen compradores que bien podrían estar pujando en Sotheby's y agricultores a la búsqueda de un tractor.

Sin embargo, la crisis también ha llegado aquí. Lo reconoció el gerente de Ritchie Bros para el sur de Europa, Jeroen Rijk. "No hay alegría y era algo que esperábamos porque no era normal llegar a España y ver tanta maquinaria de construcción por todos lados".

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