Matrimonio por correspondencia
Lo que tienen los matrimonios entre artistas. El mismo día y la misma hora, y ella, Diana Krall, cantando en Madrid, y él, Elvis Costello, haciendo lo propio en Las Palmas de Gran Canaria. Pueden imaginarse las conversaciones telefónicas entre ambos, de regreso en sus respectivos hoteles: "A mí me han pedido dos bises"; "pues a mí tres".
Naturalmente, uno sólo puede dar fe de lo acontecido en la presentación de la cantante y pianista (o viceversa) con la que se inauguraron los Veranos de la Villa 2008; la habitual presencia de autoridades y el aforo a reventar, incluyendo las loc...
Lo que tienen los matrimonios entre artistas. El mismo día y la misma hora, y ella, Diana Krall, cantando en Madrid, y él, Elvis Costello, haciendo lo propio en Las Palmas de Gran Canaria. Pueden imaginarse las conversaciones telefónicas entre ambos, de regreso en sus respectivos hoteles: "A mí me han pedido dos bises"; "pues a mí tres".
Naturalmente, uno sólo puede dar fe de lo acontecido en la presentación de la cantante y pianista (o viceversa) con la que se inauguraron los Veranos de la Villa 2008; la habitual presencia de autoridades y el aforo a reventar, incluyendo las localidades de a pie (60 euros de riñón).
Quienes acudieron se trajeron la lección bien aprendida, el tipo de fans aplicados y consecuentes que uno no espera ver en un concierto de jazz.
Diana Krall (piano y voz)
Anthony Wilson (guitarra); John Clayton (bajo); Jeff Hamilton (batería). Patio Central de Conde Duque. 1 de julio. Lleno.
Ella, cantando en Madrid; y él, Elvis Costello, haciendo lo propio en Las Palmas
Cada canción, una fiesta, y daba igual que fuera Let's fall in love, Exactly like you o cualquier otra antigüedad del estilo... A la artista se le dijo de todo, desde "guapa" a "quiero personalmente un hijo tuyo", que la aludida no debió entender, menos mal.
La pianista (estupenda) y cantante (sosita) dio a su público lo que éste le demandaba y éste le devolvió el favor demandando una canción tras otra.
Otra cosa es que a uno su versión de I'll string along with you (Nat King Cole) le resultara un punto excesivamente blanda, y muy discutible, la conversión de la maravillosa 'S wonderful en una bossa nova al uso. Cuestión de gustos. Como el empeño del contrabajista John Clayton por reunir Gee Baby, Ain't I good to you? y la Macarena de Los del Río. A ocurrente, a éste, no le gana nadie.
En tres ocasiones, se salió Krall del guión. Y si su interpretación de I'm walking, de Fats Domino, pudo romper con semejante sobredosis de "sensualidad sutil y aterciopelada" (sic), sus versiones de Boulevard of Broken Dreams y A case of you resultaron directamente lúgubres. Y es que una cosa es Diana Krall y otra, Tom Waits.