"La política migratoria no puede ser sólo represión"

El abogado portugués António Vitorino, ex comisario europeo de Justicia e Interior, defendió ayer en San Sebastián la necesidad de la polémica directiva de la UE sobre retorno de inmigrantes irregulares, por "dos razones fundamentales". Por un lado, está de acuerdo con el objetivo de crear "una plataforma común sobre las políticas de reenvío". Y además, comparte el reconocimiento de que, dentro de la política de emigración, "el reenvío es uno de los puntos más débiles de implementación práctica por parte de los estados miembros".

Dicho esto, llegó el pero. "Una política de emigración co...

El abogado portugués António Vitorino, ex comisario europeo de Justicia e Interior, defendió ayer en San Sebastián la necesidad de la polémica directiva de la UE sobre retorno de inmigrantes irregulares, por "dos razones fundamentales". Por un lado, está de acuerdo con el objetivo de crear "una plataforma común sobre las políticas de reenvío". Y además, comparte el reconocimiento de que, dentro de la política de emigración, "el reenvío es uno de los puntos más débiles de implementación práctica por parte de los estados miembros".

Dicho esto, llegó el pero. "Una política de emigración común no puede reducirse sólo a la dimensión represiva. Hay que dar también pruebas de cooperación en materias positivas". O, lo que es lo mismo, "hay que abrir canales de emigración legal, controlada y que seamos capaces de integrar, a fin de reforzar la autoridad moral de luchar contra las redes criminales que explotan la emigración ilegal". Vitorino expuso estas tesis minutos antes de participar en el curso de verano Periodismo internacional: el papel de Europa en un mundo polarizado, organizado por la UPV y la Escuela de Periodismo de EL PAÍS y donde impartió una conferencia titulada La ciudadanía europea y las migraciones: la mirada al otro.

En cuanto a la "sustancia" de la nueva directiva, aprobada por la Eurocámara el pasado 18 de junio, el ex comisario subrayó que los "límites máximos" de detención (18 meses) establecidos "no son obligatorios". "Esto responde a que nueve estados miembros no tienen en su legislación interna límite alguno", de manera que se ha llegado a "un punto de encuentro que no es obligatorio para los que tienen otros regímenes".

En contra de lo que sostienen muchas voces, Vitorino considera que la directiva no vulnera los derechos fundamentales. Ahora bien, cree que, en el caso de los inmigrantes menores no acompañados, habría que revisar algunas cuestiones de "proporcionalidad". En este sentido, instó a los estados a "esclarecer cómo se garantizará que las condiciones de detención previstas no afectarán a la integridad física y moral" de estos menores, teniendo siempre presentes las convenciones internacionales.

Hizo hincapié además en que la "eficacia práctica" de la directiva va a chocar con dos cuestiones: que "proceder al reenvío es caro" y que su éxito dependerá "de los acuerdos de readmisión con los países de origen".

Respecto a si esta directiva responde sólo a la crisis económica o también a una cierta crisis moral en Europa, fue claro. "Puede sonar duro, pero no hay un derecho a la emigración; la emigración es una oportunidad que, naturalmente, depende de la situación económica". Pero "si tuviéramos una política de emigración de puertas abiertas, se desrregularizaría el mercado de trabajo y estaríamos creando condiciones para la sobreexplotación de los inmigrantes y para las reacciones racistas. Por eso, hay que tener mucho cuidado cuando se habla de discurso moral".

Vitorino reconoció que "un tropezón" como el "no" irlandés al Tratado de Lisboa retrasa cuestiones "estratégicas" para Europa, como "su afirmación en el mundo" o "la cooperación en materia de defensa". Por eso, espera que durante la presidencia francesa de la UE "sea posible llegar a acuerdos" sobre "cómo salir del no irlandés", además de sobre energía y política agraria.