No sólo de cámaras vive el mercado; hay que contar con las copias en papel

Hace un año, el 75,4% de las cámaras vendidas tenían menos de siete megapíxeles; ahora ese segmento ha caído al 27,2%. Mientras, el 43% de las ventas se concentra en compactas con siete y ocho megapíxeles. También las cámaras con zoom híbrido, digital y óptico, gana adeptos, y optan por ellas el 93,3% de los consumidores, seis puntos más que hace un año.

La tecnología cambia velozmente, pero no así los hábitos humanos. Una prueba más es el cuarto estudio (2005-2008) de Hábitos y Usos de Propietarios de Cámaras Digitales de GfK. Tras cuatro años de encuestas, el consumidor sigue e...

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Hace un año, el 75,4% de las cámaras vendidas tenían menos de siete megapíxeles; ahora ese segmento ha caído al 27,2%. Mientras, el 43% de las ventas se concentra en compactas con siete y ocho megapíxeles. También las cámaras con zoom híbrido, digital y óptico, gana adeptos, y optan por ellas el 93,3% de los consumidores, seis puntos más que hace un año.

La tecnología cambia velozmente, pero no así los hábitos humanos. Una prueba más es el cuarto estudio (2005-2008) de Hábitos y Usos de Propietarios de Cámaras Digitales de GfK. Tras cuatro años de encuestas, el consumidor sigue eligiendo una cámara en función, principalmente, de tres parámetros: el número de megapíxeles, la facilidad de uso y el tamaño de la cámara. Los fabricantes son también un reflejo de estas tendencias; el número de megapíxeles de los sensores no para de crecer, aumentando el término medio un millón de píxeles por año. Ahora estamos en 8 megapíxeles como media, pero ya empiezan a despuntar las de 9 y 10 que serán las más vendidas los dos próximos años. Cada vez son más fáciles de usar y más precisas. Y, por supuesto, más pequeñas.

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Lo mismo ocurre en el campo de la visión de las fotografías tomadas. En estos cuatro años, no cambia la radiografía: la opción mayoritaria es verlas en el ordenador, seguida de guardarlas en soporte digital, imprimirlas en papel, verlas en televisión o usarlas en la Red. Este año sólo se ha incrementado notablemente el recurso de la televisión, a punto de rebasar la impresión.

Fotolibro

La impresión en papel resurge, incrementándose 19 puntos en dos años, gracias a la impresión en fotolibros y fotorregalos, que ya es el 6% de los métodos empleados para guardar las fotografías impresas. Además, los partidarios de esta fórmula son los más satisfechos con el resultado (89%), no en balde cada libro se lo han diseñado ellos mismos, probablemente sentados en un cómodo sillón frente a su ordenador. Su futuro es optimista, ya que el 73% de los consumidores aún no saben qué es el fotolibro.

Pero también se lo hacen ellos mismos en la impresora doméstica, y arrasan con el mayor grado de insatisfacción (11%), con otro 29% de ni fu ni fa. Y es que no es lo mismo tener que controlar todo el proceso de impresión -a veces difícil de configurar para un novato- que mandar los JPEG y que sea otro el que las imprima. Además, el papel fotográfico de impresoras de inyección es caro y si sale mal impresa hay que tirarlo y empezar de nuevo. Lo curioso es que no se pidan más copias a través de la Red, pues son más baratas que hacerlas en casa y no se diferencian de las clásicas fotografías que se encargaban a un laboratorio; además, no hace falta desplazarse, los hay que con entrega a domicilio.

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